El regreso de Marcelo Tinelli a la televisión, después de un año sabático, tuvo un eje claro: Marcelo Tinelli. El conductor de Showmatch hizo girar en torno a él y su universo el primer envío de 2014, que tuvo picos de más de 30 puntos de rating y una apertura para el recuerdo, con la participación de más de 500 artistas.

Después de los cerca de 20 minutos de presentación, en la que brilló un cuarteto de voces femeninas de lujo -Sandra Mihanovich, Valeria Lynch, Lucía Galán y Marcela Morello- con una versión de El amor despues del amor de Fito Páez y sorprendió la Princesita Karina cantando Hey jude de los Beatles, llegó el turno del Buenas noches, América.

Entonces sí, Tinelli se plantó en el centro del impresionante estudio de Ideas del Sur y se convirtió en el eje de todo lo que vino después.

Tinelli y la política, Tinelli y Suar, Tinelli y su familia, Tinelli y e Fútbol para todos, Tinelli y Capitanich, fueron algunos de los temas que el conductor fue deglosando, siempre desde el humor pero repartiendo palos a diestra y siniestra.

"No voy a hablar de política", dijo en un momento. Pero luego dedicó una larga parrafada a su frustrada participación en el Fútbol para todos.

Contó que en enero lo llamó el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich. "Soy Coqui, profesor", fue la presentación. 
"Me decía profesor de acá, vos sos un genio", recordó. Pero luego todo quedó en la nada. "Así, con el profesor, me dejó de atender. Y me enteré que la libertad era para sugerir", afirmó. Y agregó: "Igual no hay mal que por bien no venga".

Luego intentó mostrarse conciliador: "No quiero polemizar, quiero la unidad de los argentinos; achicar la brecha".
Aunqu. cerró las referencias políticas con un deseo que no debe haber caído bien en el kirchnerismo: "No quiero que pase como con De la Rúa que dijo que fue por culpa mía que lo echaron. No quiero que pase eso". Toda una carga para el Gran Bailando, un segmento con imitaciones de polítcos que promete levantar polvareda.

No sólo el gobierno ligó los palos de Tinelli. Adrián Suar, director artístico del Trece, tuvo que afrontar el reproche por haber bajado el cartel con la cara del Cabezón en al frente del canal durante la época que se decía que había negociaciones para llevar el programa a otra emisora.

El resto fue show. Por momentos de gran calidad artística, como en la apertura y en la presentación de cierre del genial Martín Bossi, por momentos más vacío, cuando todo se centraba en el conductor, su mujer, sus hijos -participaron de la apertura-. 

Por lo pronto, el rating estuvo en las nubes. Ahora empieza el baile, las peleas, los chismes, las imitaciones a los políticos y todo lo que sea necesario para que el público televisivo vuelva a girar en torno al universo Tinelli.