Mariana viajaba camino a Rosario desde Buenos Aires cuando se desbordó el arroyo Pavón. Iba desde Monte Grande a visitar a su novio. Jamás pensó que durante la travesía iba a llamarlo con la idea de despedirse para siempre. Las aguas habían arrastrado el micro y dejado sumergido parte de su trompa. Y mientras tanto la lluvia no cedía. Mariana, y otros pasajeros tuvieron que abrirse camino a los martillazos. Por suerte, la muchacha logró reecontrarse con su chico, pero para otros la odisea aún no terminaba.
Consultada por el periodista Fernando Carrafiello, del móvil de Radio 2, Mariana, de 17 años, contó que alrededor de las 19, el coche de la empresa Pulqui en el que viajaba quedó de golpe envuelto por las aguas del arroyo desbordado. El rodado patinó, su trompa describió un semicírculo y el micro quedó varado en forma diagonal, cruzado en el camino. Parte de su trompa quedó sumergida y, de acuerdo al relato de la joven, las aguas no dejaban ver si el coche estaba sobre la carpeta asfáltica o suspendido en el aire.
“No me di cuenta que era tan grave hasta que el micro se empezó a ir de la ruta y todos empezamos a gritar”, recordó la muchacha que –confesó– en ese momento pensó "lo peor". “Llamé a mi novio para avisarle y me despedí por la dudas”, indicó.
Afortunadamente, Mariana logró salir del vehículo con la fuerza de sus puños y la ayuda de un martillo. Así, la muchacha –y el resto de los pasajeros– rompió las ventanas y ganó la ruta a través de ellas. En el camino perdió su equipaje.
Aunque la historia de Mariana tuvo un final feliz ya que la muchacha logró reunirse con su pareja, sus compañeros de viaje no tuvieron la misma suerte. Muchos de ellos, que iban camino a Chaco, tuvieron que pasar la noche en la terminal de ómnibus local a la espera del próximo servicio programado recién para este martes a las 11. Se quejaban porque la empresa no les reconoció el equipaje perdido ni les ofreció una habitación donde descansar. Y encima, criticaban, los obligaron a pagar el boleto desde Rosario a Resistencia.
Consultada por el periodista Fernando Carrafiello, del móvil de Radio 2, Mariana, de 17 años, contó que alrededor de las 19, el coche de la empresa Pulqui en el que viajaba quedó de golpe envuelto por las aguas del arroyo desbordado. El rodado patinó, su trompa describió un semicírculo y el micro quedó varado en forma diagonal, cruzado en el camino. Parte de su trompa quedó sumergida y, de acuerdo al relato de la joven, las aguas no dejaban ver si el coche estaba sobre la carpeta asfáltica o suspendido en el aire.
“No me di cuenta que era tan grave hasta que el micro se empezó a ir de la ruta y todos empezamos a gritar”, recordó la muchacha que –confesó– en ese momento pensó "lo peor". “Llamé a mi novio para avisarle y me despedí por la dudas”, indicó.
Afortunadamente, Mariana logró salir del vehículo con la fuerza de sus puños y la ayuda de un martillo. Así, la muchacha –y el resto de los pasajeros– rompió las ventanas y ganó la ruta a través de ellas. En el camino perdió su equipaje.
Aunque la historia de Mariana tuvo un final feliz ya que la muchacha logró reunirse con su pareja, sus compañeros de viaje no tuvieron la misma suerte. Muchos de ellos, que iban camino a Chaco, tuvieron que pasar la noche en la terminal de ómnibus local a la espera del próximo servicio programado recién para este martes a las 11. Se quejaban porque la empresa no les reconoció el equipaje perdido ni les ofreció una habitación donde descansar. Y encima, criticaban, los obligaron a pagar el boleto desde Rosario a Resistencia.