Si bien la publicidad tailandesa ha obtenido distintos lauros por su creatividad y desarrollo tecnológico, el uso del cuerpo de la mujer para vender un producto es un espacio en el que los creativos todavía descansan.
Claro que no ocurre sólo en el citado país asiático sino en el mundo entero.
Sin embargo, más que llamativo resulta un comercial de fertilizantes en el que participan tres chicas y un hombre que oficia de granjero.
Según la línea básica del argumento, el baile sensual de las mujeres –capturadas en primeros planos a los pechos y glúteos– serviría para demostrar los resultados del producto en cuestión.