Brisas heladas es un policial escrito y dirigido por Gustavo Postiglione que expone los vínculos familiares y los limites entre la realidad y la locura a partir de la relación entre dos hermanos.

La apuesta se estrena este viernes a las 21.30 en el Arteón, de Sarmiento 778. La obra continúa en cartelera todos los viernes de abril y mayo, a la misma hora.

“Es una trama policial que empieza con el encuentro de dos hermanos. Ella lo pasa a visitar a él, de improviso, y justo el hermano está en un momento complicado, cerrando un negocio medio turbio”, reseña Gustavo Postiglione en diálogo con Rosario3.com.

La llegada de la hermana, apunta el realizador de La peli, genera un cambio de clima y un espacio de comedia. Así, como en todo policial, hay algo que transcurre en la superficie y una subtrama de intrigas que se teje por debajo.

“Son cuatro personajes en tiempo presente y un  interrogatorio que sirve para destapar cosas del pasado”, avanza Postiglione.

El título lleva implícito un doble sentido: “El amor es como una brisa que pasa y, al mismo tiempo, te toca y te deja helado”.

La obra cuenta con las actuaciones de María Celia Ferrero, Juan Nemirovsky, Adriana Frodella y María Eugenia Solana.

Al ser consultado sobre esta nueva experiencia teatral, la tercera en el haber, el director no duda en calificarla como un “aprendizaje permamente”: “ Busco capitalizar los errores anteriores para que sean aciertos en el presente o en la próxima vez”.

En la hoy prehistoria de Brisas heladas y Algo sobre el amor, Postiglione subió al escenario de La Comedia una versión de la película El asadito.

“Eso se trasformó en una experiencia casi industrial. Porque fue una obra que pensamos para alguna semanas  y terminó estrenada en calle Corrientes, en Buenos Aires”, recuerda el también docente.

Para el autor, existen aspectos que comparten sus trabajos en la pantalla grande y en las salas, pero también diferencias propias de los géneros narrativos que aborda.

“El modo en cómo trabajo con los actores, los diálogos y cómo se construyen, y también el realismo presente, son elementos comunes. Pero una película es como el disco, un material que grabás y escuchás cuantas veces querés,  y siempre está igual. En cambio, una obra es como el recital, donde las canciones pueden ser las mismas, pero cambia el público y eso lo hace distinto. Creo que ése es un atractivo del teatro”.