Lejos de buscar apaciguar las aguas durante el último tramo del presente periodo presidencial, tanto desde el kirchnerismo como desde el macrismo le siguen echando leña al fuego al clima previo al traspaso de mando, que será el próximo jueves en lugar –parece– todavía a definir. Este domingo, Cristina Kirchner dijo que su sucesor, Mauricio Macri, le propinó “gritos y amenazas” durante un reciente llamado telefónico, justamente por la falta de acuerdo sobre dónde será la ceremonia de asunción.

La mandataria publicó en su sitio web y en las redes sociales un texto en el que cuenta detalles de una conversación que mantuvo con el líder del PRO, en virtud de la discusión sobre el sitio en el que se hará la entrega de los atributos del Poder Ejecutivo.

Cristina denunció "maltrato personal y público" del futuro jefe de Estado y le recordó que el 10 de diciembre "no es su fiesta de cumpleaños sino el día que asume como presidente de todos los argentinos".

Señaló, en ese sentido, que la discusión en agenda pública en relación a la ceremonia se trató de una "operación mediática en donde la sociedad debía leer «Macri le ordenó a Cristina que tenía que entregarle la banda y el bastón en la Casa Rosada»".

Cuestionó además que luego de la reunión que mantuvieron en Olivos, donde la presidenta lo recibió para felicitarlo por su triunfo, Macri calificó el encuentro como "cordial" y posteriormente informó a los medios que fue "improductivo".

A través de un extenso texto que publicó en su web y replicó en su cuenta de Twitter, Cristina informó que Macri le envió un mensaje de texto a un colaborador diciéndole que quería hablar con ella, y que luego la mandataria saliente lo llamó por teléfono.

"El presidente electo comenzó con un elevado tono de voz a exigirme que debía entregarle Bastón y Banda presidenciales en la Casa Rosada, porque era «su ceremonia», y que si no lo hacía como él decía, ¡la Corte Suprema de Justicia de La Nación! le iba a entregar los atributos, porque ya habían consultado", destacó.

"Debo confesar que me sorprendió la exaltada -eufemismo de gritos- verborragia del presidente electo", sostuvo la presidenta y consideró que Macri "parecía otra persona totalmente distinta a la que aparece en los medios e inclusive con la que he tenido algunas charlas".

"A tal punto que en un momento tuve que recordarle que más allá de nuestras investiduras, él era un hombre y yo una mujer, y que no me merecía que me tratara de esa forma", mencionó.

"Cuando pude hablar intenté explicarle lo dispuesto por la Constitución Nacional en sus arts. 91 y 93. Pero que más allá de lo dispuesto por la CN, el acto de trasmisión de mando, por simple comprensión de texto, exige la presencia de dos personas: la que entrega el mando y la que lo recibe", dijo.

"Que no se trata de una ceremonia de nadie en particular, sino de un acto institucional de un Estado democrático y republicano en general", afirmó Cristina, y recordó que según el artículo 93 de la Constitución Nacional, Macri no es presidente hasta que preste juramento ante la Asamblea Legislativa "se deben entregar en forma inmediata los atributos del poder Ejecutivo".

Cristina explicó que luego de comentarle a Macri dichas disposiciones constitucionales, el presidente electo le siguió "gritando": "Me dice que no es así, que lo tengo que esperar en la Casa Rosada después de que él jure y hable en el Congreso y allí entregarle Bastón y Banda. Trato de explicarle que después que él jure como presidente yo ya no soy más presidenta y que por eso tengo que entregarle Banda y Bastón ni bien él termine de jurar, en forma simultánea".

"Y es ahí cuando me dice, muy enojado, que yo lo tengo que acompañar -y me vuelve a repetir- porque es «su ceremonia»", dijo: "Bueno, ahí pensé: hasta acá llegó mi amor”, continuó la jefa de Estado.

“Y le recuerdo tres cosas: en primer lugar, que no soy su acompañante. Además, que el 10/12 no es su fiesta de cumpleaños sino el día que asume como presidente de todos los argentinos en un sistema democrático al que hay que respetar y que su símbolo mayor es la Asamblea Legislativa donde jura como presidente y donde quien termina su periodo le entrega el mando", enumeró.

“Y en tercer lugar, que no pienso seguir tolerando en silencio, como hasta ahora, el maltrato personal y público que me viene dispensando desde el mismo día en que lo invité a Olivos luego de felicitarlo por su triunfo, ni tampoco las mentiras que se siguen propalando merced a una impunidad mediática nunca antes vista", afirmó.

La cordialidad de Olivos, lejos

La presidenta recordó también que ella lo recibió en Olivos "con todo respeto" y fue ella quien sugirió que el presidente provisional del Senado debía ser "alguien de su partido"; e incluso le sugirió que sea Federico Pinedo, "un hombre de diálogo y un caballero", que "iba a ayudar a la vicepresidenta electa a superar la dificultad objetiva de su salud para estar al frente de sesiones maratónicas como las que se suelen llevar a cabo con mucha frecuencia en el parlamento".

Cristina brindó otros detalles de la reunión en Olivos y aseguró que le dijo que iban "a votar como presidente de Diputados a un miembro de su partido, por ser tercero en la línea sucesoria, también por la gobernabilidad", cosas que sucedieron, tal como destacó.

"¿Por qué entonces el presidente electo dijo luego de la reunión que mantuvimos que había sido una «reunión improductiva»?", se preguntó la mandataria saliente y afirmó que "en la misma puerta de Villate en Olivos al salir -Macri- dijo que había sido una reunión cordial y que iba a haber una linda ceremonia de trasmisión de mando, para horas más tarde calificarla de «improductiva»".

En esa línea se preguntó también "por qué se intenta desconocer las innumerables reuniones que han mantenido los funcionarios de nuestro gobierno con las personas que el Presidente Electo designó", y por qué la "maltrata" y "dice que no colaboramos"; y recordó que el ministro de Ciencia y Tecnología Lino Barañao aceptó continuar en la gestión luego de que ella le haya dicho "inmediatamente que sí".

Al preguntarse "por qué el empeño de querer mostrar algo que no existe", y mencionar los titulares del diario Clarín, consideró que esa llamada telefónica "no fue para hablar sobre ninguna ceremonia, fue simplemente una operación mediática en donde la sociedad debía leer «Macri le ordenó a Cristina que tenía que entregarle la banda y el bastón en la Casa Rosada»”.

Además recordó que "como un gesto más de cordialidad", los "canteros del parque" frente al chalet presidencial ubicado en Olivos "están sembrados de flores de un solo color: amarillo, el color preferido del presidente electo".

"En cuanto a la autoridad de un gobierno o de un presidente: No se construye ni con colores, ni con imágenes, y mucho menos gritándole a una mujer. Es algo más simple pero al mismo tiempo difícil. Gestión cotidiana y confianza de la sociedad de que no se va a gobernar en contra de ella", finalizó.