Algunas administraciones públicas lo han puesto en práctica desde hace unos años. Se trata de una ley que obliga a las reparticiones estatales a incorporar entre sus agentes a personas con algún grado de discapacidad que puedan desarrollar diversas tareas de utilidad. Pero las empresas particulares no están supeditadas a esa norma, de modo que quienes permiten el ingreso de discapacitados a su plantel de empleados, lo hace simplemente porque quiere y puede hacerlo.

Algo así sucedió en el año 2000, cuando a través de un contacto entre un empleado de la fábrica Dana y la dirección del taller protegido de Villa Gobernador Gálvez (estos espacios tienen como objetivo la inserción laboral de los discapacitados), se posibilitó la incorporación de las primeras 20 personas con discapacidad a la empresa.

“Dana Argentina S.A. fabrica autopartes –aros de pistón, juntas y conjuntos armados–  y tomó la decisión de permitir el ingreso de aquellas primeras 20 personas pertenecientes al taller como una necesidad de generar un buen antecedente al que otras empresas pueden sumarse”, explicó Diego Ortiz, gerente de exportaciones a Rosario3.com.

El directivo aclara que esta decisión no genera beneficio alguno para la empresa, ni impositivo ni de ningún tipo y explica en qué consiste el trabajo que realizan los discapacitados: “Ellos trabajan en el armado y embalado de los juegos de aros, una tarea que bajo la supervisión de una persona no discapacitada, pueden realizar sin inconvenientes”.

Los alumnos del taller que se sumaron a la empresa suman hoy 41, son todos mayores de 18 años y reciben un sueldo por producción que la empresa abona a la directora del taller protegido –Lidia Carrió– quien se encarga de la distribución posterior entre los empleados.

Los operarios son transportados por un colectivo que los lleva a diario desde el taller hasta la fábrica, ubicada en Juan D. Perón al 5.600, y los conduce de regreso al final de la jornada de 8 horas de trabajo. “Efectivamente –señaló Ortiz– ellos trabajan 8 horas al igual que el resto de los empleados, ya que no tienen impedimento para el cumplimiento de un horario y reciben la capacitación que necesitan”.

A pesar de haber implementado esta iniciativa hace seis años, recién ahora se difundió la información y el motivo, según Ortiz es uno solo: “La empresa mantiene un perfil bajo y no le interesa publicitarse con esto, sino más bien, incentivar a otros a que hagan lo mismo”.