Una delegación de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) inició este lunes la verificación de la situación en esa materia en Honduras tras el derrocamiento del presidente Manuel Zelaya, mientras el Gobierno de Roberto Micheletti expresó "grandes reservas" sobre esa misión.

Los enviados de la CIDH se reunieron con los magistrados de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) y representantes de la sociedad civil.

El vicepresidente primero de la CIDH, el argentino Víctor Abramovich, dijo a la prensa que el objetivo de la misión es "elaborar un informe sobre la situación de los derechos humanos en el contexto del golpe de Estado".

Agregó que para cumplir su trabajo, la delegación se reunirá "con todo el mundo", desde representantes gubernamentales hasta de organizaciones sociales y víctimas.

Durante su estancia en Honduras, la comisión no emitirá "ningún tipo de declaración o conclusiones", pues lo "primero es escuchar, recibir información", aunque prevé brindar una rueda de prensa o divulgar un comunicado el viernes, al término de su visita, dijo Abramovich.

Mientras la misión de la CIDH cumplía su agenda, en el otro extremo de la capital hondureña centenares de seguidores de Zelaya protestaban de nuevo en las calles exigiendo su restitución en el poder y que el país retorne al orden democrático.

Entre los manifestantes figuraba la esposa de Zelaya, Xiomara Castro, quien dijo que su marido se encuentra en Nicaragua, desde donde "sigue luchando para que Honduras vuelva a la democracia y los golpistas salgan del poder".

Zelaya fue detenido y expulsado del país el 28 de junio pasado por los militares, quienes lo enviaron a Costa Rica. Ese mismo día, el Parlamento designó a Micheletti presidente de Honduras, quien hasta entonces presidía el Legislativo.

Fuente: EFE