Estamos atravesando una crisis histórica mundial sin precedentes, como para ser bastante originales y creativos. Y, en medio de la tormenta, resulta difícil distinguir entre causas, motivos y consecuencias. Porque parte de la crisis misma es la maraña de opiniones, juicios e intereses que producen confusión pero que, sobre todo, desatan una ola de sufrimientos, sumados a los que estaban, afectando más que nada a los sectores más frágiles de la sociedad.

En la gráfica de comunicación de la Cultura China aparecen idénticos caracteres para expresar crisis y chance. Importante pista de orientación para intentar canalizar la energía de este momento hacia una etapa de maduración y crecimiento.

Aquella Pascua primera que aún hoy sigue celebrando la tradición judía, fue el paso valioso de una condición de esclavitud a un ponerse en marcha, con libertad, hacia la Tierra Prometida. Y allí tuvieron lugar muchos momentos críticos en los que el pueblo elegido fue preparándose para una nueva y superior etapa de su historia.

En su Carta Encíclica sobre El progreso de los pueblos, del 26 de marzo de 1967, el Papa Paulo VI se refirió a la experiencia histórica del pueblo de Israel y la trajo al momento actual señalando que la Pascua constituye hoy “el Paso de condiciones de vida menos dignas a condición es más dignas”, y allí enumera cuales serían esas condiciones.

Es un enorme desafío que puede acompañar muy bien cómo podemos transitar esta crisis que nos afecta, hacia un estado de situación que garantice y procure una vida más digna para todos, empezando por los que tienen mayormente amenazadas sus vidas. Buena Pascua, buen vivir.