Carolina Losada y Marcelo Lewandowski quieren competir en las próximas elecciones. Por cuestiones estratégicas de los espacios a los que pertenecen estiran la confirmación, aunque pronto darán el sí. Pronto es en los próximos 20/25 días.

Ambos tienen unas pocas cosas en común. Por ejemplo, que son senadores de la Nación por Santa Fe y llegaron a la política desde el periodismo. Encabezan la intención de voto, ella en el arco opositor y él en el peronismo. Es decir que si las elecciones fueran hoy cada uno ganaría las primarias de su espacio. Una aclaración: los números no son apabullantes como para cantar caso cerrado, y los votos que valen son los que se cuentan en las urnas, no en las encuestas.

Esta semana los dos senadores protagonizaron un fuerte cruce por la fallida sesión en el Senado nacional. Ella lo llamó cínico y él la acusó de traer lo peor de la política porteña a Santa Fe. Entre los dos le pusieron voz santafesina a la grieta política que ya no solo invadió toda la estructura institucional del país, sino que la está paralizando.

El disparador fue la suspensión de la sesión en el Senado esta semana, cinco meses después de la última, con familiares de víctimas en las gradas esperando por la aprobación de leyes y una discusión reglamentaria como excusa. La razón de fondo es un conflicto de poder institucional que, además del funcionamiento del Congreso y organismos del Estado, tiene paralizado el Consejo de la Magistratura y precarizada la conducción del Ministerio Público Fiscal desde que en 2016 Mauricio Macri presionó hasta hacer renunciar a Alejandra Gils Carbó.

En ese clima de confrontación que tiene trabada a la política y hastiado a todo un país, Losada y Lewandowski confrontaron porque al caerse la sesión Santa Fe perdió la chance de que se aprueben tres pliegos de jueces federales y la posibilidad de que se aprobase sobre tablas la ley de fortalecimiento de la Justicia federal en la provincia para lo que Lewandowski ya había logrado el respaldo de José Mayans, jefe de la bancada kirchnerista.

Ambos temas (como otros) llevan meses y meses estancados en el Congreso y, duele decirlo, se reactivaron “gracias” a las balas clavadas en el supermercado de la familia política de Messi. La oportunidad de aprobar esas leyes se escapó y el enfrentamiento político escaló, por lo tanto una nueva oportunidad es incierta. Puede ser en 15 días o en 6 meses. En el caso del fortalecimiento de la Justicia, si fuese aprobada, luego sigue un engorroso proceso de concurso, selección, nombramiento, creación de estructuras y cargos que van a llevar, con mucho viento a favor, tres o cuatro años. Por eso es pertinente la interpelación a los dos senadores de JxC de Santa Fe en cuanto a si no debieron interponerse a sus pares y frenar la estrategia del no-quorum ideada para mostrar a Cristina Fernández debilitada y en minoría en el Senado. ¡Con lo que había costado llegar hasta ahí! Esto, se aclara, sin quitarle responsabilidad institucional al oficialismo y a la vicepresidenta en la parálisis institucional descripta más arriba.

Tiempo de definición

 


Volvamos a lo estrictamente santafesino. En el peronismo hay incesantes contactos subterráneos y escasas señales de superficie. Nadie mueve más allá de lo seguro. Y lo seguro es aquí y ahora. Mañana no se sabe. A lo sumo hay movimientos defensivos, como el que esta semana hizo el gobernador Omar Perotti con sus pares de Córdoba y Entre Ríos pidiendo la baja de las retenciones y medidas que los ponen a distancia de la Casa Rosada, en un intento por no regalarle a Juntos por el Cambio los electores de sus provincias identificados económica y culturalmente con la ruralidad.

En ese contexto Marcelo Lewandowski no renuncia a la posibilidad de ser precandidato a gobernador. El motivo, dicen en su entorno, es que “muchos jefes territoriales, presidentes de comuna, preguntan o directamente piden por su nombre”. Sin embargo esa posibilidad pierde terreno en la medida que la falta de diálogo en la cúpula del Frente de Todos diluye el armado de una alternativa no perottista para las Paso. Tampoco permite ordenar el territorio y las opciones electorales, por eso todos siguen en carrera: Mirabella como candidato del gobernador, Leandro Busatto por la Corriente, Marcos Cleri por La Cámpora, Eduardo Toniolli por el Movimiento Evita.

Esos ingredientes acercan a Lewandowski a una precandidatura a intendente de Rosario, porque es una instancia que depende exclusivamente de su decisión personal. De ser así disputaría con Juan Monteverde de Ciudad Futura, Roberto Sukerman y otros espacios del peronismo en el marco de un frente electoral acotado a Rosario.

El universo opositor

 

La oposición santafesina dará a luz el frente electoral el próximo 25 de abril en Cayastá. Será el punto de llegada de las conversaciones que inició el ex gobernador Lifschitz en 2020 y al mismo tiempo el punto de partida para una unión electoral cuyo objetivo central es desplazar al peronismo del gobierno provincial.

Para lograr esa meta, primero debe superar una elección primaria que será muy intensa, donde la definición de candidaturas marcará la preeminencia de unos partidos sobre otros y de determinados sectores internos sobre otros.

El grueso de la oposición, reunida en Vera.

  
Estas cuestiones ya están en juego a pesar de que las alianzas internas aún son atisbos. Es lo que se vio este sábado en la ciudad de Vera, donde se convocaron todos los espacios del nuevo frente con la exclusión del radicalismo de Evolución. Un mensaje que algunos interpretan como el disgusto de socialistas, parte de la UCR y el PRO con Maximiiano Pullaro por jugar con “reglas y tiempos propios que condicionaron al resto del arco opositor y metieron ruido en las internas de otros partidos”.

Un dirigente de los que estuvieron en Vera lo explicó así: “La manera que avanza Maxi, como por ejemplo ahora su anuncio de que va a portar arma durante la campaña, son todas cosas que no habló con nadie y no siempre es el mensaje y son las formas que quiere traer este frente opositor. La foto de Vera es una demostración de gobernanza futura si llegamos a la Casa Gris; Maxi no está dando muestras de confianza al sistema político”.

Dentro del pullarismo creen que la exclusión se debe a otros motivos. “Es la necesidad de esos espacios de construir una foto político-electoral para que cada sector luego la use como quiera. Es una foto de necesitados. Algunos para convencerla a Carolina Losada de que hay estructura para que salga a la cancha; el socialismo para demostrarle a los referentes del interior que hay una estructura más potente que el propio partido; Federico Angelini para mostrarle a sus jefes en Buenos Aires que lo que intenta armar con el sector de Losada, Julián Galdeano, Scarpin tiene volumen. En definitiva, es el intento de cooperativa de candidatos a gobernador para impulsarse entre sí”, desafía un legislador provincial.

El encuentro de la ciudad de Vera dejó otras postales. El PRO lo llevó a Pablo Paladini, el empresario rosarino al que Mauricio Macri intentó convencer de competir por la gobernación. Paladini descartó esa posibilidad hace un tiempo, pero se comprometió a reclutar potenciales funcionarios en el sector empresario.

Por el socialismo, obviamente encabezó la precandidata Clara García. Dio el presente el diputado Nicolás Aimar, que responde al intendente de Santa Fe Emiio Jatón. Pero no fue invitado el sector del PS que responde a Antonio Bonfatti.

Entre radicales fue muy sugestiva la foto entre los únicos tres senadores que fueron de ese partido: Leonardo Diana (San Jerónimo), Hugo Rasetto (Iriondo) y Orfilio Marcón (General Obligado). Son los tres que no están alineados con el Pullarismo, cuya referencia en la Cámara de Senadores son Felipe Michlig y Lisandro Enrico.

Los senadores provinciales de la UCR que le darían el apoyo a Losada.


La foto de ese trío agitó las especulaciones sobre la posibilidad de que se modificara el mapa de bloques en la Legislatura. Concretamente que Marcón, Rasetto y Diana armasen un subbloque aparte, como traducción de la interna por la candidatura a gobernador, en la que ellos expresarían al sector que empuja a Carolina Losada mientras que Mighlig, Enrico y el resto harían lo propio con Pullaro. Esa movida se complementaría, se especuló, con el desprendimiento de Marlén Espíndola del bloque pullarista en la Cámara de Diputados. Espíndola es del departamento General Obligado y está alineada con Marcón. “No creo que sea necesario un paso de esas características”, desactivó uno de los involucrados.

Foto, mensaje, etc, son parte del juego interno, pero de ahí a trasladar la interna electoral al funcionamiento legislativo, sería un pésimo comienzo del frente opositor. Por el contrario, la Legislatura debe ser para la oposición santafesina la vidriera desde la cual pueda convencer de que una construcción con semejante heterogeneidad y diversidad puede encontrar síntesis en asuntos concretos.

De acá al 13 de abril tendrá oportunidad de demostrarlo. En primer lugar con el trámite de los pliegos de autoridades superiores del Ministerio Público Fiscal y la Defensa Penal, sobre lo que no hay divergencias. Ese día se aprobarán los pliegos de fiscales y defensores en la Asamblea Legislativa y luego, en la Cámara de Diputados, se harán importantes modificaciones a la emergencia en seguridad que el Senado mandó con media sanción.

Diputados no acepta la letra de ese proyecto. “Perotti eligió una vez más acordar con el Senado y Armando Traferri. Ese es el dato político”, dice, provocativo, un jefe de bancada. “Este gobierno está terminando, estamos en una transición, nosotros queremos una ley de emergencia que sirva para el que viene, por eso proponemos que dure como mínimo hasta diciembre de 2024”, explica. El enojo en la oposición es porque “los senadores peronistas dieron de baja las propuestas de un fondo específico para el Organismo de Investigaciones, recursos para los servicios postpenitenciarios que fueron desactivados en esta gestión y le sacaron la propuesta de dinero para seguridad para municipios y comunas”, todas propuestas que intentaron incluir los senadores de la UCR.

En la Casa Gris dicen que están dispuestos a negociar pero que es necesario encontrar un punto de acuerdo con los senadores del peronismo, que pretenden que un próximo gobierno tenga que consensuar con ellos las condiciones y recursos con las que manejará la emergencia de seguridad. También le advierten a la oposición que “la dureza que muestran no es buen antecedente para el caso de que lleguen a ser gobierno y no tengan mayoría propia”.

Las cartas parecen estar echadas. Si el 13 de abril la Cámara de Diputados modifica la media sanción del Senado con dos tercios de los votos, el peronismo deberá reunir esa misma mayoría agravada para ratificar su texto. Un número que por sí mismo no tiene.