River juega como vive. Cuando asoma en el Monumental, la presentación de los partidos, el escenario, parece de una liga superior. Hay algunas canchas que se le asemejan en ese status, como el Madre de Ciudades de Santiago del Estero por ejemplo, pero una toma aérea del Monumental en pleno partido bien puede compararse con la imagen de un partido de una liga europea.

En Núñez todo fluye y donde más se nota es dentro de la cancha.

“Las estadísticas quedarán en los libros, a nosotros nos sirven los análisis para seguir creciendo, corrigiendo. La gente viene a ver goles, eso está claro, si se puede jugar bien y ganar, mucho mejor. Hubo partidos donde se igualaron o ganaron en el último minuto, Hay que ver el vaso medio lleno. La vorágine tan exigente del fútbol argentino y de esta institución no me permite ni irme más adelante y tampoco para atrás. Ahora tengo que hacer el análisis de hoy y pensar qué hacer de cara a lo que viene”.

El concepto corresponde al entrenador millonario, Martín Demichelis, y puede aplicarse a la mayoría de los partidos que juega River, que generalmente termina ganando.

Foto: @RiverPlate

River también puede perder, con cualquiera, de hecho cayó frente a Arsenal, el equipo más flojo del torneo en su propia cancha. Y no pasó nada.

Es cierto que no hay una sola fórmula. Boca juega feo, por momentos muy feo y es, por lejos, el equipo más ganador de títulos del fútbol argentino en los últimos años

Es más, su conducción se parece mucho más a una estructura amateur que a una profesional. Es la antítesis de River. Y en los últimos años ganó mucho más.

Pero River tiene cimientos muy sólidos que arrancan en el manejo institucional y se prolongan en su funcionamiento deportivo.

Donde más se nota la prolijidad de la conducción es en el cambio de entrenador, una transición traumática para cualquier institución que tiene que sustituir a uno de los personajes más importantes de su historia.

River tiene cimientos muy sólidos que arrancan en el manejo institucional y se prolongan en su funcionamiento deportivo

Demichelis reemplazó a Marcelo Gallardo y en River no se movió ni un músculo. Todo se dio en su tiempo y armoniosamente.

Gallardo fue, y será, el técnico más importante de River en todos los tiempos y Demichelis llegó de Alemania tras dirigir a la filial del Bayern Munich con un montón de dudas para mucha gente menos para quienes lo contrataron.

En la estructura millonaria, Enzo Francescoli es fundamental, aunque su bajísimo perfil lo ubica en un segundo plano.

Se conformó un cuerpo colegiado que incluye a ex jugadores recién retirados de la era Gallardo (Ponzio, Pinola, Lux) y las piezas fueron encajando con una pulcritud admirable.

Para eso, claro, hace falta un plantel de alto vuelo como el que tiene, muy superior al resto.

El resultado está a la vista. Este año el resto compite por el segundo puesto.