1- El hecho nuevo
En Rosario, Pullaro y Llaryora convirtieron su paso por Experiencia IDEA en el primer acto de campaña de Provincias Unidas. Dos definiciones fuertes ordenaron la escena: rechazo a los vetos presidenciales en el Congreso y la tesis de que, ante el retiro del Estado nacional de todo lo que no sea orden macroeconómico, los gobernadores a los que Milei les tiró el país real por la cabeza son los garantes de la paz social. El término “sensatez” se repitió como marca deliberada. Mensaje directo a un auditorio empresario que acompaña con firmeza el rumbo del gobierno libertario.
2- La estrategia
Provincias Unidas ya dijo que se ofrece como una coalición entre el centro y la centroderecha federal que también reivindica el orden macro y el superávit fiscal. Ahora blanquea la estrategia de campaña, que pasa por mostrarse como la fuerza capaz de agregar lo que según los gobernadores falta: gestión, sensibilidad y sensatez (la palabra más repetida por Llaryora y Pullaro). El contraste buscado es nítido: acusan de dogmatismo a los dos polos de la grieta –Llaryora, por caso, dijo que el motivo de los vetos presidenciales es ideológico, no fiscal– y se muestran como una opción pragmática con resultados en las provincias. Como dijo María Eugenia Vidal al explicar por qué no adhiere al acuerdo del PRO con La Libertad Avaza en Caba, no hacen antimileísmo sino posmileísmo.
3 - A quién le hablan
Apuntan al vacío que dejó Juntos por el Cambio ante la renuncia de Macri a mantener viva una fuerza de centroderecha republicana, y a las patrullas perdidas del peronismo no kirchnerista huérfanas de representación nacional. A un electorado que mayormente votó a Milei en el balotaje de 2023 y que hoy podría engordar la abstención, si no se ve seducida por esta tercera vía ni convencida por el discurso del oficialismo contra el “riesgo kuka”.
Agitar este fantasma, el del regreso al pasado, es la operación con la que el presidente busca que la migración de dirigentes del PRO a La Libertad Avanza sea con votos. La retórica antiperonista, contenida en la primera etapa del mileísmo, hoy aflora sin tapujos. El plan para que no se vayan los “ñoños republicanos” se completa con la promesa de terminar con los insultos y mejorar los modales presidenciales. En ese terreno buscan abrirse paso también los gobernadores.
4- El choque inmediato
El espacio de la disputa ahora es el Parlamento. Por eso el anuncio de rechazo a los vetos presidenciales implica para Provincias Unidas un posicionamiento claramente opositor, más allá de los matices de su discurso: orden macro, sí, pero con reglas y recursos para que las provincias no queden desfinanciadas (ATN, coparticipación de combustibles, obras cofinanciadas).
5- La jugada siguiente
Tanto si consigue el objetivo de máxima –sostener los vetos si aglutina el tercio de bloqueo como en anteriores oportunidades– o si sufre nuevas derrotas en el Congreso, el gobierno alimentará su narrativa de campaña con un plan: que una victoria contundente en las urnas ratifique el respaldo social que en el primer año de gestión hizo que sectores que hoy se le animan le votaran la ley Bases y no tumbaran el decreto 70. Disciplinar así a los sectores de la oposición dialoguista, que ya sea porque entendió que el Gobierno es no dialoguista o porque se quedó afuera de los armados oficialistas, ahora lo enfrentan electoralmente.
Los gobernadores demostraron en la Bolsa que están dispuestos a dar la batalla porque ven en el escenario electoral una oportunidad para tensar. Con tres banderas esenciales: equilibrio fiscal, federalismo y desarrollo. “Lo que estamos haciendo es defender los intereses de nuestros vecinos. Hemos superado las diferencias partidarias para ser la voz del interior, y para defender una Argentina mejor. Nuestros jefes son los santafesinos y los cordobeses, no alguien que está en Capital”, dijeron este martes.
6- Activos y exigencias
El discurso que plantean dice que ofrecen activos como la sensatez –tantas veces la mencionaron el concepto que es evidente que se trata de una demanda surgida de los focus groups–, gestión para que el orden macroeconómico no sea a costa del mantenimiento de rutas y hospitales, y sensibilidad para cuidar los bordes del ajuste (discapacidad, niñez), porque sin red no hay paz social.
Más un pliego de exigencias: no más ajuste a ciegas sobre las provincias, interlocución estable (ministerios que atiendan, programas que se cumplan) y el cumplimiento de transferencias y reglas claras para cofinanciar obras estratégicas.
7- Desafíos
Para no ser una tercera vía más, que vuelva a convertir en insignificante la ancha avenida del medio, los gobernadores tienen un punto de partida que es que esta vez se trata de un intento con representatividad territorial y, deben ratificarlo en octubre, votos propios. Pero quedan pruebas importantes si quieren ser algo más que una representación con cierto poder de negociación en el Congreso.
Una es sostener la coherencia y un relato común, algo que entre Pullaro y Llaryora funciona hace tiempo, pero no está todavía ejercitado con el resto del grupo.
Otra es consolidar en esta elección el voto propio en cada uno de sus distritos, para en los próximos años sumar a más colegas y traccionar fuera de su base para llegar a los distritos que hasta ahora no se animan a pisar: provincia y ciudad de Buenos Aires.
Y acaso la más compleja: diferenciarse de LLA, sin ser vistos como dinamita para el ancla macro que sus propios electores valoran.
¿Hay lugar para eso?



