A un día del intento de robo y balacera en San Martín al 500, en pleno microcentro de Rosario, la investigación tiene varios puntos por esclarecer para resolver los pasos a seguir. Hasta el momento, el delincuente que recibió un tiro en la espalda está detenido en el Heca, mientras que los dos policías que habrían reaccionado al asalto permanecen demorados a la espera del resultado de pericias que son llevadas adelante por el Ministerio Público de la Acusación y Gendarmería Nacional.
El sospechoso Luis S., de 24 años, y con domicilio en San Miguel de Tucumán, hasta el mediodía de este martes permanecía internado con una herida de arma de fuego en la región subescapular izquierda que dañó la columna vertebral. De acuerdo a los estudios médicos del Heca, el proyectil le redujo la movilidad en las manos y en las piernas. Aun así, está con custodia policial para evitar cualquier circunstancia de fuga.
La causa, que está en manos de la fiscal Gisela Paolicelli y el fiscal Gonzalo Fernández Bussy, tiene entre las hipótesis la de un seguimiento hecho por los motochorros –según testimonios de vecinos, eran entre tres y cuatro divididos en dos motos– a una persona que estaba en el Gol blanco y que, aparentemente, había hecho o estaba por hacer una operación con billetes.
Una cuestión a determinar es quiénes estaban en el Gol al momento del ataque de los delincuentes. Según investigadores policiales, estaba el civil junto a un policía de Acción Táctica y otro que se desempeñaba como custodio del edificio de Gobernación sede Rosario.
Los fiscales secuestraron en el marco de la investigación dos armas, que pertenecen a los agentes que estaban de civil este lunes al mediodía. Por el momento no se aclaró si realizaban adicionales en negro como custodios o si acompañaban al civil por conocerlo previamente, por fuera de una relación laboral.
Si bien testigos deslizaron la versión de que los motochorros quisieron llevarse un maletín del auto, hasta el momento no hay certeza de la existencia de ese maletín.
En el interior del Gol había una vaina servida calibre 9 milímetros, y en la vereda, otra. El levantamiento del material balístico fue realizado por Gendarmería por estar bajo investigación agentes de fuerzas de seguridad provincial.
Otro punto a determinar es si los motochorros estaban armados y con qué elemento rompieron la luneta trasera del auto, ya que de acuerdo a versiones preliminares, al menos uno de los policías de civil abrió fuego “al ver un arma” en manos de los delincuentes.
La obtención de la secuencia de todo el hecho a través de cámaras públicas y privadas en la cuadra resultará clave para aclarar la mecánica, y sobre esa base, la situación judicial de los policías. En tanto, la audiencia imputativa del tucumano estará sujeto a la evolución del cuadro de salud.