Sergio Fabián “Frío” Rodríguez, un veterano del delito de casi 60 años, volvió a caer detenido, esta vez en Casilda, acusado de haber robado cinco autos en tres meses. En la siesta del miércoles, una brigada de la Policía de Investigaciones (PDI) lo arrestó en el barrio Nueva Roma mientras lavaba un vehículo en la casa de su hermana. Según fuentes del caso, había salido de prisión en diciembre, luego de cumplir una condena unificada de 12 años, que incluía un recordado atraco en banda a una mueblería casildense en 2008 y un tiroteo con policías en el oeste de Rosario en 2016.
A Frío Rodríguez lo allanaron en Fray Luis Beltrán y Bogado, en Nueva Roma C, por orden del fiscal Juan Pablo Baños, que había librado la detención por robos automotores.
De acuerdo con la investigación, el sospechoso estaría involucrado en cinco robos “de levante”, una saga que comenzó el 4 de mayo en Las Heras al 2400, a metros del centro, donde una vecina dejó estacionado un Renault Sandero Stepway frente a su casa y el auto desapareció. “No coloqué la alarma, ese fue el error”, se resignó la damnificada en la prensa local.
También le adjudican el robo de dos Renault Clio y dos Kangoo, cometidos entre el 29 de junio y el martes pasado.
Según pudo averiguar este diario, al allanar a Rodríguez –que en ese momento lavaba un Chevrolet Cruze–, los investigadores prestaron especial atención a su ropa, que fue secuestrada en su totalidad. Además, la PDI incautó una pistola calibre .22 con numeración suprimida, 27 municiones, un celular y cuatro gatos hidráulicos, estos últimos presuntamente pertenecientes a vehículos sustraídos.
Rodríguez acumula menciones en la crónica policial desde la década del 80. Una de sus últimas apariciones fue en agosto de 2016, cuando recibió una condena de nueve años y medio de prisión por un asalto en banda a la mueblería Andreose de Casilda, que derivó en una persecución mortal en General Lagos.
El atraco ocurrió una mañana de noviembre de 2008 en el local de Mitre y Fray Luis Beltrán. Los cinco asaltantes huyeron en una camioneta Toyota Hilux robada y sin patente, y se tirotearon con efectivos de un patrullero hasta que el vehículo chocó contra un acoplado estacionado, provocando la muerte de uno de los ocupantes. Los ladrones estaban fuertemente armados: dentro de la camioneta había un fusil AK 47 con numeración limada y tres cargadores, dos pistolas Colt calibre .45, una Bersa plateada calibre .40 y el botín de la mueblería, que incluía un televisor plasma de 32 pulgadas, 34 relojes, dinero en efectivo y cheques.
Antes de recibir esa sentencia, Rodríguez había vuelto a delinquir, aun con el régimen de libertad morigerada. Al menos según el acta policial. El 1º de mayo de 2016 se enfrentó con policías a metros de su casa de Uruguay y Valparaíso, en Avellaneda Oeste. Según la versión oficial, efectivos del Comando Radioeléctrico acudieron al lugar por un aviso de vecinos que escucharon disparos. Intentaban identificar a tres hombres en la cuadra cuando apareció Rodríguez: “Comienza a disparar contra los agentes, se produce un enfrentamiento y recibe dos disparos en el abdomen”.
Por esos tiros, el hampón estuvo al borde de la muerte, pero sobrevivió. Dos años después, aceptó un acuerdo de partes y fue condenado a cinco años de prisión por portación ilegítima de arma de guerra y resistencia a la autoridad. Como aún no había terminado de cumplir la condena por el atraco en Casilda, la Justicia unificó las penas en 12 años. Ahora, según los pesquisas, volvió al ruedo a pocos meses de salir en libertad.



