Un enfermero de 34 años que hacía suplencias en la unidad de terapia intensiva del hospital Justo José de Urquiza de la ciudad entrerriana de Concepción del Uruguay fue condenado por vender ampollas de fentanilo y otras drogas consideradas estupefacientes a través de Telegram. Se trata de Julio Santiago Santillán, quien recibió una pena de cinco años de prisión, una multa de cinco millones de pesos y una inhabilitación especial perpetua.

La resolución fue dada a conocer por el Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Concepción del Uruguay –a cargo de Mariela Emilce Rojas–, que homologó un juicio abreviado que había sido acordado entre la defensa y la fiscal federal Josefina Minatta, quien contó con la colaboración de la Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar).

Santillán fue condenado como autor penalmente responsable de cinco delitos: comercio de estupefacientes en concurso ideal con tenencia de estupefacientes con fines de comercialización, en concurso real con peculado, incumplimiento de los deberes de funcionario público y venta sin autorización de medicamentos que requieren receta para su comercialización.

“Se pudo corroborar que adquiriría las sustancias por medio de contactos en el interior del Hospital J.J. Urquiza de esta ciudad de Concepción del Uruguay, y posteriormente las comercializaba”, señaló la sentencia publicada por el sitio web Fiscales.

 Elementos secuestrados por la Policía Federal en el marco de la investigación.
. Elementos secuestrados por la Policía Federal en el marco de la investigación.

Según el fallo, la actividad criminal la llevó adelante al menos entre el 18 de febrero y el 20 de marzo de este año y lo que comercializaba en grupos de libre acceso de la aplicación Telegram eran “ampollas de fentanilo, como así también otros psicofármacos tales como risperidona, carbamazepina y lorazepam”.

En la sentencia, la jueza Rojas señaló que la condena a Santillán por peculado es porque “sustrajo de manera reiterada ampollas de fentanilo y otros psicofármacos, cuya custodia y administración le había sido confiada en razón de su función”; la de incumplimiento de deberes de funcionario público porque en “su rol como enfermero […] omitió cumplir con los deberes legales y reglamentarios que regían la manipulación y registro de estupefacientes y medicamentos controlados en el Hospital Urquiza, omisión que favoreció la sustracción sistemática de dichos insumos”; y la de venta de medicamentos que requieren receta médica sin autorización porque ofrecía psicofármacos –lorazepam, risperidona y carbamazepina– que “por sus efectos y riesgos, requieren prescripción médica”.

A través de dos grupos de Telegram llamados “Los más rico cdelu” (abreviatura de Concepción del Uruguay) y “Entre Ríos", el enfermero señalado ofrecía fentanilo con mensajes como los siguientes: “Activo venta de ampollas de fentanilo en cdelu" o "repartiendo ampollas de fentanilo, no te quedes sin la tuya en cdelu”.

En los mismos grupos publicaba fotos de las ampollas del opioide y de otras drogas con el mensaje: “Todo a la venta. Se vende por unidad o por mayor. Ampolla de fentanilo, comprimidos de risperidona, carbamazepina y lorazepam. Consulte precios”.

El “agente revelador” y los chats del enfermero


 

Ante la evidencia, la fiscal Minatta solicitó introducir en la investigación a un “agente revelador” digital que con el nombre falso de “Ricky” se infiltró en los grupos de Telegram donde el enfermero ofrecía las drogas. Así, la PFA pudo documentar los distintos diálogos que el principal imputado mantenía con sus potenciales clientes, entre los que se destacan los siguientes:

  • “¿Qué onda esa droga?”, preguntó uno de los interesados, a lo que el enfermero respondió: “Es pura, es un opioide más fuerte en el mercado. 100 veces más fuerte que la morfina y un 50 más que la heroína. Bien para estar de viaje y volver sin dolor ni nada, simplemente un buen viaje”.
  • “Esta es pura de laboratorio, no está cortada. Querés llegar a modo zombie? (…) tenés que consumir fácil seis ampollas al día”.
  • El fentanilo puro y de calidad no te mata con tres ampollas estando hidratado y bien alimentados. Te lleva al estasis (sic) neuromuscular”.

Compras controladas y detención


 

El 11 de marzo, el policía encubierto pactó una primera compra controlada que se realizó en la intersección de la avenida Ricardo Balbín y Boulevard R. Uncal de Concepción del Uruguay, donde el enfermero llegó en bicicleta y le entregó cuatro ampollas de fentanilo a cambio de 55.000 pesos, lo que fue documentado a través de fotografías por agentes de la División Unidad Operativa Federal (DUOF) local de la PFA.

Al día siguiente, el investigado volvió a comunicarse con el “agente revelador” por una nueva venta y le ofreció 30 ampollas del opioide a cambio de un millón de pesos.

Con las pruebas recolectadas por la fiscalía y con el aval de la jueza federal de Concepción del Uruguay, Analía Ramponi, el 20 de marzo pasado se realizó otra compra controlada en el cruce de calles Uncal y Balbín de esa ciudad, que culminó con la detención de Santillán. El enfermero llegó en una moto y se le secuestraron 34 ampollas de fentanilo y nueve blísteres de pastillas: ocho de lorazepam y otro de carbamazepina.

Luego se hicieron cuatro allanamientos donde se secuestraron 24 ampollas de fentanilo dentro de un táper y otras dos en un morral donde también había blísteres de carbamazepina y risperidona. En el hospital, se corroboró que las 60 ampollas de fentanilo incautadas a Santillán correspondían al mismo lote 180063 que tenían en stock en el centro médico donde trabajaba el enfermero.

En esos mismos procedimientos también fue detenido un familiar del acusado que, en una primera etapa de la causa, llegó a ser procesado con prisión preventiva como coautor de los hechos, aunque el 2 de noviembre pasado fue sobreseído y quedó desvinculado del caso.

Santillán confesó en una ampliación de su declaración indagatoria que “por cuestiones económicas” tomó la decisión de retirar una ampolla de fentanilo en cada guardia que hacía en el hospital y que cuando llegó a tener stock –las guardaba en el ante baño del ingreso a la Unidad de Terapia Intensiva–, se puso a venderlas por Telegram.