El calendario avanza y la economía argentina empieza a enfrentarse con una combinación de factores que elevan la tensión financiera. Los grandes vencimientos de deuda en dólares heredados del gobierno anterior se aproximan, mientras el mercado sigue sin encontrar respuestas claras sobre dos cuestiones centrales: la sustentabilidad del régimen de bandas cambiarias y la forma en que el Banco Central logrará recomponer reservas en un contexto de escasez estructural.
Estas dudas comienzan a reflejarse en variables clave. En los últimos meses, el dólar mostró incrementos mensuales superiores al 4%, una dinámica que lentamente vuelve a trasladarse a los precios internos. Al mismo tiempo, el endeudamiento en pesos se expande, obligando al Ministerio de Economía a un delicado equilibrio para evitar que el programa financiero descarrile.
Inflación: el freno que no llega
El dato más sensible de la jornada fue el de inflación. Según el Indec, en noviembre el IPC subió 2,5%, acumuló 27,9% en los primeros once meses del año y alcanzó 31,4% interanual. Los mayores aumentos se registraron en vivienda, transporte y alimentos, mientras que bebidas, mantenimiento del hogar y vestimenta mostraron subas más moderadas.
Este resultado confirma que el proceso de desinflación se encuentra estancado. Desde el mínimo de 1,5% registrado en mayo, ya se acumulan siete meses consecutivos de aceleración, impulsados en gran medida por la suba del dólar. Desde fines de abril, el tipo de cambio oficial pasó de $1.150 a $1.460, un avance del 27%, mientras que la inflación oficial en el mismo período fue de 14,6%, una brecha que alimenta la desconfianza del mercado.
Deuda en pesos: rollear para ganar tiempo
El otro gran foco fue la licitación de deuda en pesos. El Tesoro enfrentaba vencimientos por $40 billones, de los cuales $13 billones correspondían al sector privado. Finalmente, la Secretaría de Finanzas colocó $21,3 billones en una canasta diversificada de instrumentos ajustables en pesos y en dólares, sin una preferencia clara por parte de los inversores.
La operación permitió descomprimir vencimientos, pero dejó señales ambiguas. Economía devolvió casi la mitad de los pesos a organismos públicos y logró rollear el resto con plazos más largos, aunque a tasas exigentes: 33% anual para tasa fija, sobretasas de hasta 8,9% para CER, cerca de 37% para Tamar y 2,7% adicional para los títulos atados al dólar. El fuerte interés por los papeles indexados a inflación dejó en evidencia la falta de confianza en una baja sostenida del IPC.
Dólar, reservas y tasas en baja
En el mercado cambiario, con escasa información oficial sobre la operatoria del Tesoro, el dólar oficial cerró en $1.460,45. El blue no mostró cambios, el MEP subió a $1.476,83 y el contado con liquidación alcanzó los $1.508,74.
El Banco Central afirmó no haber intervenido en el mercado, ya que el tipo de cambio no tocó el techo de la banda, y logró sumar US$ 156 millones a las reservas, favorecido por un contexto internacional más benigno y por la baja de retenciones al campo.
Sin embargo, la abundancia de pesos sigue siendo un problema. Las tasas continúan cayendo: los plazos fijos ya rinden por debajo de la inflación, consolidando retornos reales negativos y empujando a los ahorristas a buscar cobertura en otros activos.
Bonos, acciones y riesgo país
Los activos financieros argentinos volvieron a mostrar debilidad. Los bonos en dólares cayeron cerca de 0,2%, elevando el riesgo país a 641 puntos básicos. La Bolsa porteña retrocedió 1,2%, mientras que los ADR argentinos en Nueva York mostraron un comportamiento mixto.
Esta dinámica se da en paralelo a un clima de cautela empresarial. En las mesas de decisión se analizan con lupa las reformas económicas, con un festejo moderado por el regreso al mercado financiero. A su vez, sectores industriales advierten sobre el avance de China y el impacto que puede tener sobre la producción local y el empleo.
Exterior y commodities
En el plano internacional, las tasas largas de Estados Unidos profundizaron su baja tras el recorte de la Fed, debilitando al dólar frente a las principales monedas. Wall Street cerró con resultados mixtos, mientras que Brasil y México mostraron mejores desempeños bursátiles.
En commodities, el petróleo cayó 1,5%, encendiendo alertas sobre Vaca Muerta. Los metales preciosos, especialmente la plata, continuaron en alza. En el mercado agrícola hubo movimientos dispares y, una vez más, las criptomonedas no funcionaron como refugio, con una caída del bitcoin del 2,2%.
Un escenario de equilibrio inestable
Inflación persistente, dólar presionando, deuda en pesos en expansión y reservas aún frágiles conforman un escenario cada vez más ajustado. El plan económico sigue en marcha, pero con menor margen y mayor escrutinio del mercado. En un año atravesado por vencimientos, elecciones y reformas, la estabilidad depende más de la expectativa que de certezas sólidas.

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