HB4: radiografía de una tecnología bien argentina que cosecha elogios y críticas

La soja y el trigo transgénicos están destinados a revolucionar la agricultura mundial. Mientras hay países que dieron el “sí”, y otros la esperan con ansías, aquí recibe cuestionamientos. Ecos365 elaboró un informe con la historia, las últimas novedades y todas las voces.

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En los últimos 30 días, una tecnología argentina destinada a revolucionar la agricultura mundial volvió a cobrar protagonismo, de la mano de “jugadores importantes” a nivel global que comienzan a depositar su confianza en desarrollos que surgieron después de años de trabajo (y apuesta) de especialistas de la UNL, el CONICET y la empresa biotecnológica Bioceres.

Como suele ocurrir, las invenciones generan suspicacias y controversias porque, mientras el mundo comienza a adherir a la tecnología, en nuestro país hay algunos sectores que tienen sus reparos y críticas, sobre todo desde el punto de vista comercial.

Para conocer más sobre la tecnología y todo lo que genera, Ecos365 hizo los deberes y rememoró la historia desde los comienzos, destacando que el HB4 permite obtener semillas transgénicas más tolerantes a la sequía y con mayor productividad. Sin dudas, un hito que fue posible gracias a la sinergia público – privada y la capacidad de un equipo de profesionales liderado por Raquel Chan, una eminencia que siempre destaca a la tecnología.

El primer gran logro ocurrió en 2015 y fue para la soja. A partir de un desarrollo tecnológico denominado HB4 fue posible obtener semillas más tolerantes al estrés hídrico y con mayor productividad. Se trata de un gen que mejora la capacidad de adaptación de las plantas a situaciones de estrés, sin afectar su productividad.

Años después, en 2020, se recibió la aprobación regulatoria por parte del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación de la tecnología HB4® para el cultivo de trigo, que se destaca por la tolerancia a la sequía. Cabe destacar que en lotes de producción y ensayos a campo llevados a cabo entre 2010 y 2020, las variedades de trigo HB4 mostraron según los informes de INDEAR mejoras de rendimiento que en promedio rondaron el 20% en situaciones de sequía.

Conocidas las tecnologías, fueron varias las naciones que comenzaron el proceso desregulatorio para aprobar la soja o el trigo HB4, entre ellas Brasil, Estados Unidos, China, Colombia y Sudáfrica, sólo por mencionar algunos países. Al día de hoy, varios han dado el visto bueno y otros todavía están “en proceso”.

Los que dieron el “sí”

En el caso de la Soja HB4, luego de ser aprobada por Argentina (2015), fueron varias las naciones que abrieron sus puertas a la tecnología: Paraguay (2019), Brasil (2019), EE.UU. (2019), Canadá (2021) y recientemente China (2022). Una particularidad: entre todos, representan aproximadamente el 85% de la producción global de soja.

Precisamente, el gigante asiático aprobó el desarrolló a fines de abril, representando un verdadero hito para la ciencia teniendo en cuenta que es la primera vez que un evento argentino cuenta con la aceptación de China. Sin dudas, fue una gran noticia teniendo en cuenta que se trata del principal importador de soja del mundo y, según se conoció, la resolución permite la importación y comercialización de soja HB4 y derivados de soja.

En el caso del Trigo HB4 la lista de países es más acotada porque después de Argentina (2020), se sumaron Brasil (2021), Colombia (2022) y Australia, que decidió su aprobación a comienzos de mayo. Así lo confirmó la resolución publicada por Food Standards Australia New Zealand, que autorizó la venta y el uso de alimentos derivados del Trigo HB4® luego de una exhaustiva evaluación.

Uruguay, Paraguay, EE.UU., Chile, Indonesia, Nueva Zelanda y Sudáfrica, son los países que todavía están “en proceso” para la aprobación de la tecnología.

A favor y en contra

El Gobierno nacional siempre se mostró a favor de la tecnología HB4. De hecho, el actual ministro de Agricultura de la Nación, Julián Domínguez, es un férreo defensor de los desarrollos. Precisamente, a mediados de esta semana se conoció la Resolución 27/2022, firmada por Luis Contigiani, que autorizó a INDEAR SA a comercializar la semilla, y a los productos y subproductos derivados, provenientes del trigo HB4, y a toda la progenie derivada de los cruzamientos de este material con cualquier trigo no modificado genéticamente.

La noticia cayó como una “bomba” y uno de los más críticos fueron los acopiadores, entidad que justamente organizó “A Todo Trigo” a finales de esta semana. Su presidente, Fernando Rivara, volvió a marcar la cancha y expresó su preocupación sobre la tecnología en el cereal: “tenemos un miedo comercial, ni técnico ni científico, pero con la Soja HB4 no lo tenemos porque es algo que está consumido en el mundo; tenemos nuestros reparos con la parte comercial porque nuestros clientes del exterior siguen diciendo que no quieren el trigo transgénico”. Y agregó: “esta medida [la resolución mencionada anteriormente] va a ser objetada judicialmente por varios integrantes de la cadena”.

El sector agroexportador también puso el foco en la autorización brindada por el Gobierno. “Esta norma provoca un enorme riesgo comercial dado que todos los países que nos compran no aceptan HB4 y las consecuencias económicas de eventuales pérdidas de mercado recaerán sobre el Ministerio y la empresa desarrolladora”.

La decisión de Bioceres

El Grupo Bioceres destacó las aprobaciones recientes de China y Australia, ponderando el rol de la ciencia argentina y también la sinergia entre todos los actores participantes. Según se conoció, la empresa decidió sembrar durante dos años el trigo HB4 para multiplicar la semilla y, como esperaban, actualmente tendría la semilla disponible para ampliar la producción, pero también para elaborar harina.

De todas maneras, para evitar confrontaciones con la cadena triguera han manifestado la intención de no liberar semillas al mercado. Así, mantendrían el sistema de identidad preservada, del que forman parte más de 250 productores. “Nos permite garantizar la calidad y los más altos estándares de esta tecnología única en el mundo y 100% argentina", explicó un vocero de la compañía en Twitter.

Se trata de un sistema tipo "circuito cerrado" donde la compañía es dueña desde la semilla hasta el producto eventualmente en góndola. No implica vender la semilla para que alguien después comercialice con un acopio o exportador, sino que el esquema es totalmente cerrado con eje en la compañía.

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