Los precios de inmuebles dejaron de caer y la compraventa empezó a dar señales de reactivación

La fuerte inflación de los costos de construcción contrastan con la quietud del dólar, que pierde atractivo frente al ladrillo

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A comienzos de año, y todavía sin acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), el dólar blue en Rosario llegó a ubicarse bien por encima de los $220. Seis meses después cotiza $213, más allá del actual contexto de repunte. Pero mientras el paralelo cayó, los costos de la construcción en dólares subieron 22%, según Reporte Inmobiliario. Este reacomodamiento ya está provocando cambios en el mercado, posibilitando el regreso del inversor.

“Hoy estamos mejor que hace un año porque está claro que las propiedades, que venían a la baja, tocaron un piso. El inversor también lo percibe y empieza a traccionar”, manifestó Manuel Beltrán, presidente de la Cámara Inmobiliaria de Rosario (CIR). “No es que estemos tirando manteca al techo, pero el panorama cambió mucho y estimamos que seguirá mejorando”, agregó en diálogo con Ecos365.

¿Se terminan las ofertas?

El análisis que hacen desde el sector es que en plena pandemia, con un mercado paralizado por completo, las propiedades bajaron un 30% promedio sus valores, llegando incluso a recortar hasta un 40%. Con costos planchados, potenciales compradores especulaban con bajas todavía mayores, mientras hacían negocio quedándose calzados en dólares. Ahora la situación se invirtió, y más allá de que hay que seguir de cerca esta disparada de los tipos de cambio bursátiles, hoy el que apuesta al dólar pierde, como dijo un ex ministro de Economía.

“Como venimos de varios meses de inflación en dólares, la gente se está dando cuenta de que no conviene tenerlos guardados en la caja de seguridad, y está volviendo al ladrillo porque percibe que empezará a subir de valor”, planteó Beltrán. La cuenta es sencilla: si el dólar arrancó el 2022 en torno a los $205 y la inflación anual es del 64%, a fin de año debería estar $336 aproximadamente para no perder contra la suba de precios. Y si bien en Argentina nadie puede asegurar nada, parece improbable alcanzar ese valor en los seis meses que quedan.

“Desde 2017 para acá, siempre estábamos corriendo detrás del dólar, y esta es la primera vez que la relación se invierte. Por eso salvo aquellas propiedades que nunca fueron retasadas en este tiempo, el resto ya no baja y puede empezar a subir”, manifestó y añadió que el comprador también lo entiende y por eso empieza a acompañar. Aclaró que todavía es pronto para ver un repunte drástico en el número de escrituras, pero con el cambio de tendencia, consideró cuestión de tiempo que esto comience a verse reflejado en los cierres de operaciones.

Y es que al regreso del inversor se le suma el mayor empuje del usuario final, a quien el fin de la pandemia y la reactivación económica alienta a concretar el cambio de propiedad postergado en los últimos dos años. Claro que se trata de aquellos que cuentan con el capital necesario para dar el salto, por ejemplo, de uno a dos dormitorios, cuyo costo se ha achicado en este último tiempo, favorecido por un ciclo a la baja que parece estar llegando a su fin. “Este es el mejor momento para comprar, porque las propiedades van a empezar a repuntar”, aseveró.

El tipo de propiedad buscada

Las unidades que cuenten con espacios verdes, bien ventiladas e iluminadas, en barrios o ciudades aledañas que se pusieron tan de moda con la pandemia, siguen corriendo con ventaja. Los que prefieren el centro, piden balcones amplios, cuartos comodines para reconvertir en home office si así lo requieren y en algunos casos amenidades como quinchos para disfrutar al aire libre.

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