OpenAI y Sur Energy anunciaron una inversión u$s25.000 millones para construir un centro de datos de IA en la Patagonia

OpenAI quiere convertir la Patagonia en el corazón de la inteligencia artificial regional: una mega instalación de 500 MW, energía, chips Nvidia y ambiciones regulatorias que tensan relaciones, mercados y futuro del país

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OpenAI, la compañía californiana detrás de ChatGPT, anunció que junto con la empresa argentina Sur Energy se propone invertir hasta USD 25.000 millones para construir un mega centro de datos de inteligencia artificial en la Patagonia. 

El proyecto, que marcaría el mayor salto en infraestructura tecnológica de la historia argentina, apunta a generar 500 megavatios de potencia y posicionar al país como un polo clave de computación en Latinoamérica. 

La elección del territorio patagónico responde no sólo a su geografía y recursos energéticos disponibles, sino también a incentivos regulatorios: el centro podría inscribirse bajo el régimen de estímulos fiscales RIGI, que otorga beneficios para grandes inversiones.

Sur Energy, spin-off argentino de Sur Ventures (vinculada a emprendimientos de alta tecnología), liderará la financiación junto con socios tecnológicos globales y energéticas locales interesadas en asegurar el abastecimiento eléctrico del proyecto. 

OpenAI, por su parte, actuará como “offtaker” (comprador de la potencia generada), asegurando demanda para la infraestructura aunque no sea el inversor directo. 

Se espera que la primera etapa comience el próximo año y esté concluida en doce meses, con una inversión inicial estimada entre USD 7.000 y USD 10.000 millones. 

Este movimiento del gigante de IA desata múltiples lecturas:

En el ámbito tecnológico, responde a la necesidad de OpenAI de asegurar capacidad de cómputo masiva, el combustible crítico para entrenar modelos de IA avanzados. 

En el plano energético, pone el foco en la demanda eléctrica inevitable: Argentina ya baraja incluso la incorporación de reactores nucleares modulares (SMR) para garantizar suministro escalable y estable. 

En lo geopolítico, la decisión evidencia la ambición de EE. UU. y compañías de alta tecnología de fijar bases en América Latina, explorando alianzas estratégicas y posiciones de influencia tecnológica. 

En lo económico y financiero, una inversión de tal magnitud genera entusiasmo y suspicacias: ¿es sostenible? ¿Cuánto riesgo implica para los actores locales y globales? 

Este proyecto se enmarca dentro de una estrategia global más amplia de OpenAI, que ya planifica desplegar decenas de miles de millones de dólares en infraestructura de IA (Stargate y centros de datos en EE. UU.) para sostener su crecimiento y demanda exponencial. 

Argentina, con esta apuesta, se coloca al borde de un cambio estructural: dejar de ser observador tecnológico para convertirse en protagonista de la nueva economía digital mundial. El desafío estará en equilibrar la magnitud de la inversión con viabilidad técnica, energía confiable, regulación adecuada y control estratégico del poder tecnológico que se instala dentro de sus fronteras.

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