Sin tela para cortar: advierten que este año no sobrarán las opciones de ropa

Aunque el sector textil empezó a dejar atrás la crisis, la falta de insumos y de personal especializado limita las opciones de recuperación. "Harán faltan varias temporadas para normalizar la cadena", indican

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Si algo tuvo de bueno el 2021 para los empresarios textiles rosarinos fue que permitió dejar atrás la peor crisis que registrada por el rubro en las últimas dos décadas. Sobre todo en el segundo semestre se hizo palpable la reocupación de locales comerciales, un incremento en las ventas y hasta una sobredemanda de insumos. Sin embargo todavía se está lejos de los números de la prepandemia, y en el sector esperan empezar a acercarse a ellos en 2022.

Importante demanda reprimida, continuidad del financiamiento y una fuerte inercia inflacionaria que incentiva al consumidor a gastar antes de que su dinero pierda más valor son las principales razones para pensar que el sector continuará por la senda de la recuperación. No obstante, los problemas para abastecerse de insumos, la falta de costureros y la incertidumbre que genera este exponencial crecimiento de casos de coronavirus se presentan como los desafíos a superar.

Estructura chica y expectativas moderadas

“El 2021 fue algo mejor de lo esperado, lo que no es poco, pero todavía seguimos entre un 20% y un 30% por debajo en unidades respecto a la prepandemia”, dijo Máximo Geminelli, de la firma de ropa para chicos Chubby Gang. Y si bien se mostró esperanzado en ir recuperando el terreno perdido, admitió que ante tantas contingencias, la planificación se redujo a un tiempo mínimo y adoptaron una postura más conservadora.

“El contexto nos llevó a armar una estructura chica, ajustar las políticas de compra y acomodarnos rápido a la coyuntura”, señaló a Ecos365 y añadió que pensando en 2022 profundizarán en su reingeniería de procesos, avanzando más en cambios cualitativos que cuantitativos. “Optimizamos áreas para afrontar con capital propio las obligaciones y el crecimiento, porque seguirán las restricciones crediticias, aunque creemos que esta vez no las de movilidad, más allá de la cuestión sanitaria”, sostuvo. En este sentido, vislumbró un año similar al anterior y planteó un objetivo de mínima: “Que a nuestros clientes les llegue la mercadería a tiempo”.

Alan Monzón/Rosario3

Falta de insumos

“Todos seguimos con incertidumbre de si vendemos o no, si el consumo seguirá reactivando o no. Nadie se la juega a traer demasiado porque no sabe si pondrá venderlo, entonces cuando hay demanda, se termina rápido y aparece la escasez”, resumió Francisco Carranza, de Sol Mujer. “Es una rueda muy grande la que se debe poner en movimiento y llevará tiempo que se normalice”, agregó. A sus ojos, podría demandar dos o tres temporadas más reencauzar todo, aunque no dejó de valorar el hecho de haber salido del pozo.

“Comparado con 2020, el 2021 fue la gloria, pero lo que se consiguió sirvió para pagar parte de las deudas, no para ganar. Ahora tenemos la esperanza de que el movimiento se mantenga, y se vayan recuperando la producción y las ventas”, apuntó. Eso sí, el puente que se debe transitar hasta esa instancia tiene como obstáculos la escasez de insumos, y relacionado a ello, el fuerte incremento de costos de producción, que no pueden trasladarse por completo al mostrador, a riesgo de tumbar la reactivación. “Hoy te sale más barato comprarte una remera y una bermuda que salir a comer afuera”, graficó.

“Algunos hablan de que hay especulación de precios con la ropa pero nosotros dependemos de la venta del día a día: no podemos guardar y especular, porque si no vendo, no cobro y no puedo seguir”, respondió Sergio Collati, de This Week, ante la acusación de un sector del Gobierno que estudia intervenir el mercado textil. En cambio pidió apuntar los cañones a los proveedores monopólicos de materia prima, así como también facilitar las importaciones de aquellos productos que no se fabriquen en el país. “Hemos sufrido subas de precios fenomenales, y además de rentabilidad, perdimos todo tipo de financiación porque los pagos debemos hacerlos de contado”, se quejó.

Hoy te sale más barato comprarte una remera y una bermuda que salir a comer afuera”, indicaron empresarios de la industria textil rosarina

Más ventas, por ahora, mismo personal

En materia de ventas, reconoció un fuerte repunte en el segundo semestre del año pasado, a partir de la liberación de actividades y la realización de eventos postergados, sobre todo graduaciones, lo que ocasionó el faltante de camisas, entre otros productos. “Proyectando el 2022, todo es muy frágil porque puede haber restricciones si suben los casos, y si eso pasa todo se termina desmoronando”, manifestó.

En Chubby Gang reconocen que las ventas han repuntado, en parte porque los precios estuvieron acomodados. “Tratamos de que los aumentos sean razonables, ofreciendo descuentos por pago a término de nuestros clientes”, comentó Geminelli y añadió que en enero salieron con todo el segmento colegial al precio de diciembre. Esto es posible sosteniendo, de  nuevo, una estructura chica. “Hoy no hay incentivos para incorporar más personal ni para sumar más maquinaria porque no sabés hasta dónde irá la demanda”, apuntó.

“Ahora el crecimiento que se viene será lento, no nos da para sumar más gente, entonces por ahí la gente que tenías vendiendo online durante la etapa de restricciones ahora tapa el bache de la atención personal que aumentó”, resumió Carranza, de Sol Mujer. Apuntó que si en la cuarentena dura se hacían 20 ventas diarias por canales digitales, hoy no son más de dos. Al menos en su caso, el e-commerce parece haber vuelto a ser cosa de especialistas, que invierten fuerte en sistemas y respuestas inmediatas, mientras que para los comercios tradicionales quedó como una medida de emergencia.

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