El presidente chileno, Sebastián Piñera, visitó el norte de su país y durante un discurso le habló de manera figurada al coronavirus, al que le pidió “que se vaya del país”. El mandatario trasandino utilizó la personificación para reclamarle que los “deje tranquilos”.

En su visita a Arica y Parinacota, fronteriza con Perú y Bolivia, Piñera trataba de explicar los motivos por los cuáles se destinó menos dinero del que se preveía a esa región y dijo: “No ha habido una caída de recursos asignados a la región, sino que se han reasignado porque las prioridades cambian; y cambiaron desgraciadamente por culpa de un virus microscópico e invisible, pero letal y muy destructivo, que se llama coronavirus y que yo le pido, como presidente de Chile, que nos deje tranquilos, que se vaya del país”. 

El mandatario culpó así al virus de la desviación presupuestaria llevada a cabo en la región por el gobierno central para luchar contra la Covid-19.

Las declaraciones del mandatario chileno no cayeron bien entre los ciudadanos, preocupados por la pandemia y de la cantidad de muertos en Chile. Una encuesta difundida este domingo por el instituto Cadem lo sitúa con una imagen negativa del 78%. 

Durante la pandemia, el presidente protagonizó algunas situaciones polémicas, como cuando al inicio de la crisis sanitaria estornudó en su mano y se la pasó por la nariz justo cuando el ministro de Salud daba indicaciones para prevenir los contagios. 

Más recientemente, el presidente fue cuestionado por acudir a comprar vino en plena cuarentena o por pedir que se abriera el ataúd durante el funeral de un tío suyo fallecido por Covid, a pesar de que la normativa sanitaria lo prohíbe, según dice el diario La Vanguardia.

Chile acumula más de 411.000 contagios y casi 11.300 fallecimientos por la enfermedad. El país austral ocupa la séptima posición mundial en mortalidad relativa, con 590 decesos por millón de habitantes.