Tras cinco meses fuera, Diego Armando Maradona volvió al país. El Diez arribó a Ezeiza a eso de las 19 e inmediatamente se trasladó al domicilio de Verónica Ojeda para conocer al pequeño Diego Fernando. Pero el recorrido desde Ezeiza no fue para nada tranquilo: harto del torbellino de periodistas y fotógrafos que lo envolvía, detuvo el auto en plena autopista y a los piedrazos y las patadas, trató despejar el camino.
Maradona bajó del avión y se desató el caos: como no pudo salir directamente desde la pista para evitar a la prensa –porque su novia Rocío Oliva no estaba autorizada–, tuvo que atravesar el aeropuerto “a los codazos”. “¡Caminá y meté codazos!”, le gritaba Diego a sus custodios en medio de forcejeos.
Consultado por los periodistas sobre sus próximos movimientos: si iba a visitar a Ojeda o si iba a vender la casa de su padre tras la muerte de su madre en noviembre del año pasado, Maradona simplemente dijo: “¡Con ortivas no hablo!”, y siguió camino a los empujones. Pero cuando un grupo de hinchas de Boca comenzó a cantar “¡Diego querido, La 12 está contigo!”. El astro del fútbol replicó con un eufórico “¡Aguante Boca!”.
Aunque el ex capitán de la selección no lo había anticipado, horas antes de su llegada, su hija Gianinna había adelantado que su padre tenía intenciones de ver a Dieguito Fernando acompañado de ella y de su hermana Dalma. El encuentro se produjo efectivamente anoche en el barrio cerrado donde vive Ojeda con el niño.

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