Matías Manna (@matiasmanna)

Un entrenador rival de Rosario Central durante esta temporada le confesó a esta sección: “Para ellos debe ser inaguantable jugar ahí adentro cuando las cosas no les salen bien”. En ese entonces, otro clima contemplaba al Gigante. El mismo entrenador, en esas charlas de motivación antes de los partidos donde se exagera el talento para producir palabras de ánimo, le sentenció a sus jugadores que rara vez iban a estar ante tanto público jugándose una posibilidad para destacar y subrayó que si estaban sólidos en los primeros veinte minutos, el clima se iba a poner denso y eso les iba a facilitar las cosas.

Miguel Angel Russo dio en la tecla. Apretó el botón indicado para iniciar el torneo: “Tenemos que jugar a nuestro ritmo, no al ritmo de la gente”, les dijo a sus jugadores y también a la prensa antes de comenzar el torneo. Central pasó de tener un clima de exigencia asfixiante o un clima adecuado para mostrar superioridad. Todo a través del juego y, sobre todo, de la racha de victorias luego de un inicio dubitativo.

Escribir sobre Rosario Central no es fácil. Esta sección habla del juego, únicamente. De táctica, de intervenciones de los jugadores en la cancha, de metodologías de entrenamiento, de análisis de partidos. Nunca de otra cosa. Pero en la primera columna dedicada a Central titulamos: “Pautas para armonizar la orquesta canalla” analizando esa frase de Russo y la histeria de muchos simpatizantes. Y cómo eso, indudablemente, terminaba afectando al juego. “No te metas con la gente, tené cuidado”, fue el primer mail enviado que me llegó, luego de la publicación del artículo, enviado por un amigo.

Lo cierto que el clima en el estadio me había parecido exagerado. Habían pasado los primeros 90 minutos del torneo y muchos hinchas estaban llorando tras la derrota frente a Sarmiento de Junín. La mayoría fiel despidió al equipo con tibios aplausos de acompañamiento, pero otros, desaforados, pedían el retiro de algunos jugadores (meses atrás había vivido la misma situación ante Bernardi en Newell´s) e insultaban hacia el palco.

Los análisis en el periodismo deportivo se mimetizan rápidamente con el estado de ánimo de los simpatizantes. Se contagian. Si la “gente” aplaude, la crónica narrará un buen partido. Si, en cambio, abuchea sin parar a un jugador, el 4 en la calificación apareceré pertinente según, claro, los periodistas (o actualizadores de notas) que rara vez querrán caer antipáticos en el público.

Toledo marraba las pocas chances que tenía frente al arco rival y demostraba, como tantos otros centrodelanteros adictos al contacto físico, al choque y a la insistencia, poca ductilidad técnica. La gente, insoportable, lo abucheaba. Entonces, los periódicos cargaban sus tintas para ridiculizar al jugador. Lo descalificaban sin parar. A partir del domingo, los mismos, empezaron a hacerles entrevistas simpáticas. Aquí, desde una perspectiva táctica y tomando un concepto que se utiliza en la Premier League, lo bautizamos “hombre diana”.





Todos los balones fueron para Toledo. Ante la mínima presión sobre un defensor canalla, se envió un pelotazo largo hacia el 9. De espaldas al arco, se cansó de pelear con los centrales para conseguir la famosa “segunda jugada” que potenció a los mediocampistas. En todo el torneo, demasiadas veces ese fue el punto de inicio de los ataques de Rosario Central. Russo insistió e insistió en él. Ahora todos hablamos del mérito del entrenador y de la supervivencia y la insistencia de Toledo. Pero a casi nadie le importó demasiado ese aspecto determinante en el juego del equipo. El mejor gol de Toledo, ser punto de referencia para los pelotazos de sus compañeros y su esfuerzo para generar beneficios en el medio de la nada.

Otro punto de quiebre en el torneo fue la eclosión de Nery Domínguez. El jugador predilecto de esta sección desde el minuto uno, o desde el amistoso de pretemporada frente a Los Andes donde habilitó a Gagliardi con un pase marca “Busquets”, el mismo jugador que elige Nery como referencia en su puesto.

A Nery Domínguez ninguno de nosotros lo habríamos descubierto sino se lesionaba Freitas frente a Huracán y al entrenador no le quedaba otra que alinearlo como titular.

Hasta ayer en este medio ante la pregunta, ¿cuál fue la figura del ascenso canalla?, Toledo y Nery se llevaban la mayoría de los votos. Dominguez será el volante central con mejor pase largo en Primera. Pero la tapa de la revista del ascenso se la lleva Toledo. No por sus tres goles frente a Jujuy (culminará siendo el tercer centrodelantero del torneo con mejor promedio de gol, ya que jugó la mitad de los minutos del campeonato) sino porque fue el que más recibió pases, o algo así, de sus compañeros. La referencia fue el “hombre diana” y no Domínguez. Pueden ver videos sobre esto en los artículos anteriores de “Juego de Posición”. La pelota pasó más por arriba de los hombros de Nery que por sus pies.

La mejor oportunidad que tiene el ascenso de Rosario Central y el fin de un par de años de espera, es que ese clima asfixiante para los jugadores que hablaba el mencionado entrenador podrá pasar a ser otra cosa. Ahora, en Primera, Central buscará seguir armonizando su orquesta. La misma que exige su rica historia.