Berlín recordó este jueves el aniversario más triste de su historia reciente: el de la construcción del Muro, el 13 de agosto de 1961, que durante 28 años partió la ciudad y tras cuyo hormigón se desarrolló la vida diaria de la Alemania comunista, plasmada ahora en una exposición sobre ese mundo extinto.

La "Capilla de la Reconciliación" de la Bernauerstrasse berlinesa recordó a los -según cifras oficiales- 136 ciudadanos caídos al tratar de atravesar lo que se conoció como la Franja de la Muerte, entre esa fecha y el 9 de noviembre de 1989 en que se derrumbó el Muro.

Con ello se recordó la mañana en que la ciudad amaneció dividida. De las alambradas provisionales en que quedaron separados sus sectores, al fin de la Segunda Guerra Mundial, se pasó a levantar lo que serían los 155 kilómetros de muro de hormigón, de hasta cuatro metros de altura, que encorsetó la mitad occidental de la ciudad.

"Nadie tiene la intención de levantar un muro", había afirmado el jefe del Estado de la República Democrática Alemana (RDA), Walter Ulbricht, dos meses antes. El 13 de agosto, un domingo, quedó claro que la realidad era otra y que el régimen iba a cimentar lo que bautizó cínicamente de "Muro de Protección Antifascista".

Las alambradas provisionales eran un coladero que a diario atravesaban los ciudadanos germano-orientales hacia el sector occidental, para no regresar por la noche a casa. En lugar de eso se construyó el Muro que, en los años posteriores y hasta su caída, se fue reforzando hasta convertirse en frontera casi infranqueable.

De la pared inicial se pasó a un doble muro, con un corredor interior de 100 metros de ancho, en algunos puntos, equipado con torretas de vigilancia y con 11.500 soldados con orden de disparar contra quien tratara de cruzarlo.

Fuente: EFE