Luego del crimen de un adolescente de 13 años, baleado este domingo en barrio Ludueña desde una moto, cuando estaba con otros amigos con camisetas de Newell´s, el padre Edgardo Montaldo –a cuya escuela concurría la víctima– lamentó que “cada fin de semana” termine con un menor muerto en Rosario.
El sacerdote exigió, en ese sentido, a las autoridades de seguridad que se sumen al proyecto de trabajo con los niños que ellos realizan desde hace años en la zona.
“Estoy muy triste y preocupado porque a los pibes los convierten en victimarios o los terminan matando. Gabriel era un chico extraordinario que estaba preparando su viaje de 7º grado; buenísimo y soñador”, señaló el sacerdote, en diálogo con La primera de la tarde (Radio 2).
Remarcó que no hay fin de semana que no terminen "con un niño, una niña o un adolescente muerto en el barrio", víctimas de la trata o de la droga, entre otras causas.
“Mientras no nos sumemos todos, no vamos a salir de esto. Hay que subir un poco más arriba y ver quiénes provocan esta situación. Tenemos que exigir a los que deben cumplir con la seguridad”, dijo dolido el párroco de Ludueña y contó emocionado que, cuando se quedó solo frente al cadáver del niño, le pidió que le reserve un lugar en el cielo junto a él, ya que el chico –que era muy afectuoso con él– lo había imitado en un acto escolar.
El crimen
Gabriel Aguirre, de sólo 13 años, fue asesinado en la zona noroeste de la ciudad el domingo, a poco de terminado el partido entre Central y Newell´s, en la vuelta del clásico rosarino después de más de tres años.
Eran cerca de las 19 y el adolescente estaba en Camilo Aldao 100 bis. Fuentes policiales dijeron que tenía puesta una camiseta de Newell´s. Otros dicen que no, que el pibe era hincha de Boca, pero que estaba con un grupo de amigos en el que algunos estaban vestidos con camisetas rojinegras.