Maricel Bargeri

El manual básico del periodismo sugiere organizar, a la hora de contar una noticia, una narración que jerarquice los interrogantes: ¿qué?,¿quién?, ¿cuándo?, ¿dónde?, ¿cómo?, ¿por qué? En el terreno, la construcción del relato noticioso lleva implícita una colección de recursos técnicos propios de los soportes –gráfica, radio, televisión, internet–, y las recomendaciones editoriales y éticas propias de cada cronista y medio.

Hoy, también habría que sumarle a esta narración, la dinámica intrínseca de las redes sociales que supone inmediatez y viralidad de los usuarios y ocasionales colaboradores, en un registro no siempre articulado por las lógicas profesionales.

Ante este conglomerado de datos y esquemas, a la hora de contar lo que ocurrió el martes 6 de agosto en la cuadra de Salta al 2100, la magnitud del estallido elevó los presupuestos. Y, además, el “dónde” agregó la cuestión territorial: es una “tragedia” que ocurrió “acá”.

Respecto de la cobertura que realizaron los medios locales, un grupo de periodistas consultado por Rosario3.com destacó el tratamiento de los hechos –y las historias que los cruzan– que se realizó, así como la inmediatez con que la pantalla chica se hizo cargo de la narración y asumió el contrato mediático.

Para Jorge Salum, prosecretario de Redacción del diario La Capital, el periodismo de Rosario “está dando una lección”: “Ha sido responsable y respetuoso del trabajo de las autoridades y, por otro lado, y también ante las víctimas”.

“En este tipo de hechos, cuando el trabajo se extiende por tantas horas y no hay una información concreta para dar, se tiende a especular. Yo creo que, en general, los periodistas no hicieron eso, que se dedicaron a contar lo que tenían que contar, informaron, narraron; pero nadie lanzó rumores”, completa.

“El tratamiento me pareció, en general, muy bueno, muy respetuoso. Se priorizó la emergencia y el drama de las vidas humanas que estaban en riesgo y quienes buscaba a sus seres queridos por sobre todas las cosas”, suma David Narciso, secretario de Redacción de El Ciudadano.

Marcelo Santecchia, productor de A diario (Radio Dos) y Telenoche (El Tres), responde: “La cobertura estuvo a la altura de las circunstancias. Fue una situación límite, no sólo para los periodistas sino también de las empresas, de poner a disposición sus recursos para llevar adelante una tarea digna. Todos los medios laburaron mucho y muy bien con los recursos al alcance, claro”.

“Es la primera vez que ocurre un hecho de esta envergadura, que requiere movilizar equipos en el momento. Y la televisión estuvo a la altura de la radio y pudo transmitir en el mismo momento de la tragedia. Estuvo a la par en cuanto a la instantaneidad. Hubo reacción rápida. Si bien es cierto que hay una tecnología que lo permite hoy, también esto prueba que en Rosario hay tecnología para producir de esta manera”, apunta Narciso.

La televisión al frente

Una idea que también comparte Sergio Roulier, productor y columnista político de De 12 a 14 (El Tres) y conductor de La primera de la tarde (Radio Dos): “Como parte de un grupo de medios, siento que es la primera vez que la TV compite con la radio a la hora de transmitir el hecho y también en el seguimiento. Pensemos que el martes (6 de agosto) se transmitió de doce a trece horas, y el miércoles, la cobertura comenzó a las 7 de la mañana y terminó a las 22. Claro que también cuenta lo inédito del hecho en sí”.

En tal sentido, el periodista Alberto Lotuf, conductor de Telenoche y A diario, remarca este avance de la pantalla chica local: “La radio hoy implica un teléfono celular y dos o tres compañeros haciendo la cobertura. Y distingo lo que hizo Canal 3, específicamente. La cobertura, que estuvo desde el mismísimo momento, no escatimó un solo recurso. Hubo tres unidades transmitiendo en simultáneo a través del microondas y un equipo satelital. Nunca se había hecho una transmisión continuada de doce horas, levantando la programación, con todo lo que eso implica. Creo que hay un antes y un después, lamentablemente, a partir de una tragedia”.

“La gente eligió escuchar radios locales, ver canales de la ciudad y también mirar los portales. Todos laburaron muy bien. Y como esto está pasando acá, creo que encontraron respuesta. Muchas veces se nacionaliza la noticia y entonces se cuestiona la no presencia de los medios locales, no fue el caso”, amplía Santecchia.

Pertenecer hace la diferencia

Para Salum, la pertenencia a una comunidad fue gravitante. “Creo que eso se debe a que, si bien somos una ciudad grande, al mismo tiempo nos conocemos todos, nos cruzamos con las autoridades, con los bomberos. Todo eso nos obliga pero también nos ayuda a ser más responsables”.

“Se priorizó la emergencia y el drama de las vidas humanas que estaban en riesgo y los testimonios de quienes buscaban a sus seres queridos, por sobre todas las cosas. No ha habido especulaciones políticas, salvo algún caso aislado, algo que otras veces vimos que tenía relevancia”, avanza Narciso

“Se trabajó rápido y hacerlo implica errores, pero tienen que ser los mínimos posibles”, explica Santecchia, al tiempo que destaca el valor del criterio en la construcción del hecho.

“Cuando hay tragedia y muerte, debe haber responsabilidad. Evitar decir cualquier cosa, porque de otro lado hay gente, hay familiares. Hay gente que escuchó la explosión a cincuenta cuadras a la redonda. Y la gente no sabe qué es lo que pasa. Te dicen explosión o estampida y que hay que pensar en eso”, continúa.

Las lógicas de los medios

Respecto de la cobertura -y la mirada profesional-, Sonia Tessa, editora de Rosario 12, establece una distinción entre las lógicas implícitas en el abordaje de una noticia de esta magnitud.

“Por un lado tenés al periodista que está en el lugar, en medio del vértigo, y que, desde allí, puede tirar una información al aire sin poder chequearla. Es diferente a lo que ocurre con el periodista que está en un estudio o en el diario. Ahí no sólo hay otro tiempo para chequear esa información sino también para organizarla. ¿Por qué lo digo? Porque la avidez por tener la primicia hace meter la pata muchas veces y porque no me siento en el lugar de hablar de los medios sino de sus lógicas”, asegura.

“Creo que todos los medios trataron de ponerse a la altura y que hicieron todo lo posible de acuerdo a los recursos disponibles. Qué quiero decir con esto, que los medios no tienen recursos de sobra, recursos por las dudas, por eso lo destaco, porque a veces ni siquiera es suficiente cuando no hay catástrofes”, continúa Tessa.

Y completa: “Si vos tenés un movilero en la calle y está frente a una mujer en un cuarto piso que dice «me tiro si no me vienen a buscar», la realidad es que también tenés que informar. Y es muy difícil, porque estás expuesto a una situación límite (..) Hay que poder contar la información en una tragedia, darle el tono, creo que todo eso se intentó y se logró de la mejor manera posible. Hay que pensar que ellos (movileros) estuvieron todo el día ahí, junto a los familiares que esperan información de las víctimas”

“El productor aborda la noticia de la mejor manera, pero hay que llegar ahí, y el que está ahí es el movilero, entre gritos, llamas, sirenas. La responsabilidad de la noticia pasa por cuidar eso”, asegura Santecchia.

Los límites

Jorge Turina, jefe de noticias de Canal 5, se excusa de expresar una valoración general porque, por la dinámica de su trabajo, no pudo hacer un seguimiento de otros medios. Pero sí habló de “su equipo”.

“Conoce los límites como, por ejemplo, no mostrar un cuerpo. Pero, la realidad es que algunos testimonios contaban el drama de quien lo perdió todo. Recuerdo el caso de una chica que entrevistó Leo Farhat (periodista de la señal). Ella explicaba que se había quedado sin casa, que era separada con dos hijos, y que había perdido hasta la ropa de los chicos. Y eso también es un drama, lo que cambia es el tono de quien relata”.

Los porteños

Los periodistas consultados, además de destacar el trabajo de colegas de los propios medios y de otros diarios o señales, concurrieron en la falta de prudencia de los cronistas de Buenos Aires.

"No quiero demonizar a los colegas porteños, pero tienen una prepotencia ausente en el rosarino. Si hay un vallado a treinta metros del lugar del rescate, sería un contrasentido que haya periodistas en ese lugar, como preguntaban”, señala Tessa, tras su paso por la zona del estallido.

“Los medios locales fueron respetuosos en  el tratamiento del dolor. Eso marcó una diferencia con lo que suele pasar con los medios porteños”, completa Narciso.

“Los tiempos de ellos no son los mismos y, en algún momento intentaron acelerar los resultados de las pericias. Esta mañana (jueves) cuando salió a hablar el juez (Juan Carlos Curto) le pedían algo más de lo podía decir. Los medios locales tenemos otro tiempo y otra responsabilidad, y la gente nos está mirando a nosotros gracias a esa cobertura que pudimos hacer”, argumenta Santecchia.