Central Córdoba no reacciona. Y ya no tiene tiempo. Ayer perdió 1 a 0 con Acassuso y el regreso a la Primera C parece un hecho consumado. Sólo las matemáticas se mantienen aliadas a los charrúas, que si el próximo fin de semana pierden en Rosario frente a Los Andes, uno de los rivales directos, habrán descendido.

Una serie de desventuras que trascienden los ámbitos de un campo de juego, esquilmaron las chances futbolísticas de un equipo que nunca pudo separarse de su entorno.

En Central Córdoba nada es sencillo. Ciertos sectores con lugar físico en las tribunas complican aún más la situación institucional. La sensación que queda tras una temporada frustrante en la B Metropolitana es que así será inviable. Es más, la Primera C puede resultar muy complicada si los encargados de manejar el club no se ponen los pantalones largos.

Claro que el promedio que arrastra desde la temporada que ascendió le servirá para manejarse con un margen que no tuvo en la categoría superior.

No obstante, los que quieren al club, y también los que dicen quererlo, deberían juntarse para que la caída no se profundice.

En lo estrictamente futbolístico, Córdoba sólo pudo sostener la paridad en el desarrollo del partido en los primeros minutos. Después del gol de Salomone, a los 27´, jamás pudo reencausar el rumbo.

Es que cada golpe le duele demasiado. Y es cada vez peor. Tal cual lo muestra el promedio.