Una investigación reciente aporta nuevas pistas sobre las causas de conductas encuadrables dentro del trastorno obsesivo-compulsivo y del síndrome de Tourette, lo que podría ayudar a desarrollar mejores tratamientos para dichos trastornos.

Los pacientes usualmente reciben medicamentos contra la ansiedad o antidepresivos, terapia conductual, o una combinación de terapia y medicación. Para aquellos casos en los que estos tratamientos no surten efecto, una nueva alternativa es la estimulación cerebral profunda, en la cual se envían impulsos eléctricos a través de un dispositivo comparable a un marcapasos, implantado en el cerebro.

Por medio de la activación de un circuito cerebral que controla la conducta compulsiva, especialistas del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), en Estados Unidos, han demostrado que pueden bloquear una conducta compulsiva en ratones. Este logro podría abrir un camino hacia el desarrollo de nuevos tratamientos para enfermedades como el trastorno obsesivo-compulsivo y el síndrome de Tourette.

Para este estudio, el equipo de Ann Graybiel, profesora en el Instituto McGovern para la Investigación del Cerebro, dependiente del MIT, y Eric Burguière, que ahora está en el Instituto del Cerebro y la Médula Espinal en París, Francia, utilizaron optogenética para controlar la actividad neuronal con luz.

Esta técnica no está lista todavía para su uso en pacientes humanos, pero estudios como éste podrían ayudar a los investigadores a identificar patrones de actividad cerebral que señalen la puesta en marcha del comportamiento compulsivo, permitiéndoles dotar a esos "marcapasos" cerebrales de una capacidad más rápida y precisa de activar la estimulación cerebral profunda cada vez que sea necesario.

Fuente: Noticias de la Ciencia y la Tecnología