Julieta Silva, quien estaba detenida por atropellar y matar a su novio, el rugbier Genaro Fortunato, el 9 de septiembre último en la ciudad mendocina de San Rafael, fue beneficiada este martes con el arresto domiciliario luego de que la Justicia consideró que debe ser imputada de un delito más leve.

Inicialmente, la fiscalía acusó a la joven de "homicidio doblemente agravado por el vínculo y alevosía" –el cuál prevé la prisión perpetua– pero ahora, la Primera Cámara del Crimen de esa ciudad del sur de la provincia de Mendoza pidió al Ministerio Público que la impute de "homicidio simple o culposo agravado".

En el caso de la primera alternativa, el delito se castiga con penas de 8 a 25 años, mientras que en el segundo de los casos las escala va de 2 a 5.

Fuentes judiciales informaron a la agencia Télam que en su fallo, los camaristas Alejandro Celeste, Jorge Yapur y Néstor Murcia descartaron el agravante del “vínculo” ya que no dieron por probado que Silva (29) y Fortunato (25) hayan sido una pareja “estable y con futuro”.

Además, la Cámara desestimó el dolo directo –la intención deliberada– por considerar que el auto ya se había alejado cuando Fortunato cayó al piso y que probablemente la joven no lo vio a raíz de que su visión estaba limitada por el empañamiento de los vidrios, la lluvia que caía, la disminución visual de la conductora y la iluminación.

Los camaristas arribaron a esta decisión luego de llevar a cabo este martes a la mañana una audiencia oral en la que las partes del proceso presentaron sus respectivos argumentos.

El primero en alegar minutos después de las 9 en los tribunales de San Rafael, a unos 230 kilómetros de Mendoza Capital, fue el abogado Alejandro Cazaban, defensor de Silva, quien pidió cambiar la carátula de la causa a “homicidio culposo”, descartando así el "dolo eventual" y la "alevosía".

El letrado también solicitó la libertad de Silva o la prisión domiciliaria, y remarcó que se dio por fiable el testimonio aportado por un cuidacoches que había incurrido en numerosas contradicciones.

Por su parte, el abogado Tindaro Fernández, representante de la familia Fortunato, resaltó durante la audiencia que la propia Silva entró en contradicciones en su indagatoria.

En tanto, la fiscal de la causa, Andrea Rossi, reiteró su posición de que la noche del hecho la acusada condujo cerca de 50 metros, luego dio un giro en “U” y pasó por encima a Fortunato cuando éste se encontraba tendido sobre el asfalto. 

El hecho ocurrió el 9 de septiembre, cerca de las 6, cuando Fortunato, jugador del Belgrano Rugby Club, salió del local “La Mona”, ubicado en Hipólito Irigoyen y El Chañaral, de San Rafael.

De acuerdo a los testigos, el joven mantuvo con Silva una discusión en la puerta del local, tras lo cual, la joven se retiró y subió a su auto Fiat Idea, con el que atropelló y mató a la víctima.

A su vez, la fiscal Rossi desmintió las versiones que indicaban que hubo “dos embestidas” de parte de la conductora.

Los peritajes de la Policía Científica determinaron posteriormente que al momento del hecho que produjo un “marcado empañamiento” de los cristales del auto de la acusada y que las luces bajas del vehículo tenían un alcance de entre 20 y 22 metros de larga y una altura de 15 centímetros.

Los informes de laboratorio determinaron que la conductora tenía 0,8 gramos del alcohol en sangre, cuando el máximo permitido es de 0.5; y el rugbier 1,8.

Además, los médicos forenses indicaron que Fortunaro murió a causa de un “aplastamiento de cabeza y cráneo”.

En su descargo ante la fiscal, Silva admitió haber atropellado a su novio, aunque aseguró que no fue de manera intencional, sino que regresó para devolverle un teléfono celular que él había dejado dentro del auto y que no vio el cuerpo cuando estaba en el suelo. 

“Acá no hay estrategia, la única verdad es que no lo vi”, afirmó la joven, quien pidió “perdón” por lo ocurrido.

Sin embargo, el juez de Garantías de San Rafel, Pablo Peñasco, consideró el 10 de octubre que la versión de la acusada no tenía “asidero científico” y dictó su procesamiento con prisión preventiva.
La muerte de Fortunato generó conmoción en San Rafael, donde familiares y amigos de la víctima, realizaron una marcha en reclamo de justicia seis días después del hecho.

Por otra parte, la semana pasada se conocieron imágenes de una cámara de seguridad que enfocaba la puerta del bar cuando Fortunaro y Silva salieron juntos y se pudo observar como él, vestido con una camisa blanca, se llevó por delante la baranda de la entrada del local, ante lo cual, ella lo asiste y momentos después ambos se retiran caminando juntos del brazo por la vereda.