Hoy se estima que uno de cada 88 chicos tiene algún tipo de Trastorno del Espectro Autista (TEA), un conjunto de discapacidades del desarrollo. Estos cuadros requieren que tanto las familias, los educadores como los pediatras estén atentos: cuanto antes lo detecten, mejores resultados se obtendrán a la hora de integrar a esos chicos a su entorno.
Para eso, el Programa de Trastornos del Espectro Autista del ministerio de Salud de la Provincia, elaboró una serie de guías dirigidas a padres, maestros, médicos y fonoaudiólogos.
Estamos difundiendo las formas de detectar en la infancia el autismo, porque entendemos que si a un chico se le diagnostica este trastorno a los 15 años habremos perdido más de una década y todas las chances de ofrecerle un tratamiento que logre su inclusión, su desarrollo de habilidades y de su capacidad de interactuar con los demás”, explicó el ministro de Salud bonaerense. Alejandro Collia.
Una de las guías para padres menciona que el “aleteo” con las manos, las conductas obsesivas, el retraso para empezar a hablar -o la ausencia de lenguaje-, la comunicación restringida y la falta de interés en interactuar con los demás son algunas señales que permiten sospechar que un niño o niña puede tener alguno de estos trastornos: síndromes de Asperger, Rett y Desintegrativo.
“Cuando los adultos observan estas señales en un chico deberían realizar una consulta con el pediatra para luego iniciar un tratamiento que le permita al niño una mejor integración con su entorno”, detalló el coordinador del Programa de Autismo del ministerio de Salud de la Provincia, Juan Carlos Peuchot.
Muchos padres recién consultan a los dos años porque les llama la atención que a esa edad no caminen o no emitan sonido, como el resto de los chicos de esa edad.
Además es característico que no miren a los ojos ni se muestran interesados por comunicarse, que realicen juegos repetitivos, que rechacen el contacto físico y sean propensos . berrinches de muy difícil control.
Fuente: Telam