Este lunes un grupo de presos evangélicos reclamó un espacio propio en la cárcel de Coronda. En diálogo con Radio 2, Sergio, un pastor que vive recluido en esa cárcel, explicó que "hubo un pabellón cristiano en 2002, duró tres años y funcionó bien" pero luego de la masacre, en la que murieron 13 presos, el proyecto quedó desarticulado. "Empezaron a meter a personas que no son del credo, que roban y pegan a la gente. Queremos que nos den un lugar, que nos respeten como iglesia", planteó.

El guante fue recogido por el director del Servicio Penitenciario, Jorge Bortolozzi, quien aseguró –en una entrevista que le hizo el periodista Ignacio Suriani en Tempranísimo, por Radio 2 – que la seguridad de los internos que profesan el culto evangélico está preservada. “La recalificación de los internos de los pabellones 4, 6 y 12 es una cuestión pendiente, parte de ello está pendiente para la inauguración de los módulos 2 y 3 de Piñero y además, por conversaciones con el propio pastor que me dijo de las dificultades en el pabellón 6, es que estoy al tanto de estos reclamos”.

Bortolozzi apuntó que desde el Servicio Penitenciario “creímos conveniente que un pabellón tan grande tenía que tener mayor seguridad, una guardia en cada extremo, hacer lo mismo que se hizo el pabellón del norte que también es evangélico, dividirlos al medio y que queden 75 en cada módulo”, precisó. “Se trata de calificar a los internos para evitar que ingresen por conveniencia a este lugar y evitar así las chuzas y las drogas”.

La iniciativa consiste en que los internos hagan una especie de recorrido, proporcional a su conducta en el penal. “Hace dos meses hablamos con el pastor, creemos que se va a poder concretar a partir de mañana. Tomamos el 12 como ingreso, luego el 4 para preservar a los internos de esta iglesia en un pabellón para 100, mientras que en el 6 s se hace la división y así quedaría la división de75 cada uno. Incorporaríamos más plazas al 13 y 14 de mediana seguridad y así los de mejor conducta tengan un sistema de seguridad mínima”

“Creo que se va a preservar la fe de estos internos y también la convivencia del lugar”, confió el director del servicio penitenciario provincial. “Hace bastante tiempo que tratamos de fomentar a los internos todo tipo de inquietud, posibilidad de practicar su espiritualidad pero somos respetuosos de los otros y creemos que en ese conjunto el Estado debe preservar la seguridad y aquel interno que recién ingresa no vaya a esos pabellones” y aclaró: “No queremos que pasen de grado sin hacer los deberes”.