"Buenos días, llamo de parte de Axel Kicillof. Es para acordar una reunión para que me den un empleo”. Sabiendo que un nombre importante es mejor que una llave para abrir grandes puertas, un hombre utilizó esas palabras para conseguir una entrevista con el gerente de Recursos Humanos del BBVA-Banco Francés en agosto pasado.

Luego llamó a Eduardo Berrospe, secretario de prensa de la Asociación Bancaria. Más tarde hizo lo mismo con una empresa de computación llamada ATOS. También llamó a Gustavo Marangoni, presidente del Banco Provincia de Buenos Aires. Y finalmente, en octubre pasado, pidió una audiencia con Claudio Belocopitt, presidente de Swiss Medical Group.

Pero la juagda no le salió perfecta. Todos aquellos que fueron llamados en nombre de Kicillof se comunicaban con la secretaría privada del viceministro de Economía para reconfirmar que fuera efectivamente el funcionario quien había mediado para que el encuentro se llevara adelante.

Kicillof negó que hubiese recomendado al hombre y luego de la quinta situación similar, decidió hacer la denuncia judicial para que se investigue el caso.

El juez federal Sebastián Casanello tiene a su cargo determinar quién es la persona que llamaba pidiendo trabajo, haciéndose pasar por recomendado de Kicillof. Kicillof hizo la denuncia por considerar que "se trata de una maniobra por la que se usurpa mi identidad y cargo público, con posibilidades de provocar perjuicios tanto en lo personal, profesional así como al Estado Nacional".