La comunidad Toraja de la isla de Célebes, Indonesia, los muertos forman parte de la vida cotidiana de la familia. Después de que un ser querido fallece pueden pasar meses o años en llevar a cabo el funeral.

En el ritual, al difunto lo bañan y le cambian la ropa de manera regular, le llevan comida, bebidas y hasta cigarrillos. Además nunca los dejan sólos y las luces siempre tienen que estar encendidas. Según las creencias, se teme que si no se cuida bien del muerto los espíritus puedan llegar a vengarse.

Para mantener el estado de conservación de los cuerpos, los torajas inyectan una solución química conservante que contiene formol. Aunque en la antigüedad ese tratamiento se realizaba con distintas hojas y hierbas.

El muerto permanecerá en la casa hasta que su familia esta lista para despedirlo, tanto por el lado emocional como financiero. Cuando llegue el momento el funeral será costoso e importante. Además se realiza una gran procesión por el pueblo.

Cuando el alma sea despedida y deje la Tierra comenzará un largo viaje hacia el Pooya, la etapa final de la vida después de la muerte, donde el alma se reencarnará.