El exceso de alcohol es malo, muy malo, para la salud. Y cuando este abuso se mantiene a lo largo del tiempo, el alcohol resulta simple y llanamente letal. Sin embargo, es posible que el déficit en la expresión de una única proteína provoque que muchas personas no sean capaces de evitar este consumo y, en consecuencia, acaben desarrollando dependencia al alcohol. De hecho, un estudio dirigido por investigadores de la Universidad de Linköping (Suecia) y comunicado en el sitio abc muestra que los niveles bajos de la proteína GAT-3 en la amígdala son responsables de que el sistema de recompensa cerebral cambie sus ‘preferencias’ y priorice el alcohol sobre otras alternativas ‘más saludables’. Y lo que es más importante, que es muy posible que ya contemos con fármacos para corregir esta deficiencia y, así, curar el alcoholismo.

Como explica Markus Heilig, co-autor de esta investigación publicada en la revista «Science», «tenemos que entender que una de las características principales de la adicción es que sabés que te va a hacer daño, que potencialmente va a matarte, pero que sin embargo algo ha ido mal en el control motivacional y que sigues haciéndolo».

Como destaca Dayne Mayfield, co-autor de la investigación, «esta es una de esas ocasiones relativamente raras en las que hallamos un cambio interesante en un modelo animal y luego encontramos el mismo cambio en los cerebros de personas con alcoholismo. Una situación que corrobora que nuestro modelo animal es correcto. Y si nuestro modelo animal es correcto, entonces podemos utilizarlo para evaluar tratamientos y confiar en los resultados».

En este contexto, ya hay disponible un fármaco que, denominado ‘baclofeno’ y utilizado desde hace ya muchos años para aliviar la tensión muscular en algunas enfermedades neurológicas, ha mostrado un gran potencial en el tratamiento de la dependencia al alcohol. Sin embargo, el mecanismo por el que se explicaba esta eficacia frente al alcoholismo permanecía desconocida. Hasta ahora.

Como concluye Markus Heilig, «una de las cosas que hace el baclofeno es suprimir la liberación de GABA. En la actualidad estamos trabajando con una compañía farmacéutica para tratar de desarrollar una molécula de segunda generación como posible fármaco candidato para el tratamiento del alcoholismo a través de la actuación dirigida sobre esta vía de señalización».