El presidente de Francia, François Hollande, prometió este lunes una "guerra sin tregua" contra el Estado Islámico (EI), al que combatirá en Oriente Medio con medios militares y en su país con una reforma constitucional y un refuerzo de la seguridad interior.

En un duro discurso pronunciado ante la reunión solemne de las dos cámaras legislativas reunidas en Versalles, el jefe del Estado, afectado por los atentados que provocaron 129 muertes el pasado viernes, auguró una victoria de Francia ante "aquellos que buscan el oscurantismo".

"Los autores de esos atentados deben saber que Francia ha derrotado a adversarios más temibles que estos cobardes asesinos", aseguró Hollande, que pidió a su pueblo "sangre fría", pero que anunció una intensificación de los ataques en Siria, "la principal fábrica de terroristas del mundo".

Atacado por la oposición conservadora, que había criticado la inactividad del Ejecutivo frente al terrorismo, Hollande desgranó un arsenal de medidas para afrontar este combate y garantizar la seguridad de una población angustiada por lo que sucedió en la sala Bataclan y otros cinco escenarios de la capital.

El presidente se presentó como un jefe militar dispuesto a vengar la herida sufrida por Francia –“un atentado planificado en Siria y organizado en Bélgica"–, pero también como el portador de un mensaje de seguridad para una población que duda.

Pocas horas después de que aviones franceses destruyeran un centro de comando del EI en Siria y un campo de entrenamiento de yihadistas, Hollande anunció que Francia no descansará hasta "derrotar" al grupo terrorista.

Para ello, triplicará la capacidad operativa de Francia en la zona con el envío de su buque insignia, el portaaviones Charles de Gaulle, que zarpará el próximo miércoles.

No escatimará tampoco esfuerzos financieros porque, dijo, "la seguridad pasa por delante del pacto de estabilidad". De esta forma, queda en suspenso la reducción de 9.200 militares prevista para 2019.

Además, Hollande se reunirá en los próximos días con los presidentes de Estados Unidos, Barack Obama, y de Rusia, Vladimir Putin, para que unifiquen sus esfuerzos en una "única coalición internacional" en Siria e impulsará una resolución contra el EI en el Consejo de Seguridad de la ONU.

Al tiempo, solicitará la cooperación de sus socios europeos y de la región bajo el principio de solidaridad a un país agredido.

La ofensiva militar irá acompañada de un blindaje interior, que comenzará con la petición de "controles sistemáticos y coordinados" de la entrada de inmigrantes a Europa y la creación de un fichero europeo de pasajeros aéreos (PNR) antes del final de año.

Tras haber lanzado en la madrugada centenares de registros y detenciones en medios con relaciones yihadistas en varias ciudades del país amparadas en el estado de emergencia decretado el pasado sábado, Hollande pedirá que se prolongue tres meses esta situación de excepción que, dijo "facilita" la lucha contra el terrorismo.

Pero consciente de que este instrumento que data de 1955 "no se adecúa a la lucha contra el terrorismo de guerra" en el siglo XXI, el presidente anunció una reforma constitucional que lo adapte a los nuevos tiempos y respete las libertades fundamentales.

"Tenemos que hacer evolucionar nuestra Constitución para permitir a los poderes públicos actuar, respetando el Estado de derecho, contra el terrorismo de guerra", aseguró.

Además, propondrá un endurecimiento de la legislación para poder retirar la nacionalidad a los binacionales que comentan delitos terroristas, impedir la entrada en Francia a quienes representen un riesgo, expulsar de forma "más rápida" a los que supongan una amenaza y aumentar las penas por tráfico de armas.

En paralelo, se incrementarán los efectivos de seguridad. Hollande, que tras su llegada al Elíseo anunció la creación de 5.000 puestos de gendarmes y policías, aseguró hoy que se crearán otros tantos en los dos próximos años, a los que añadirán 2.000 puestos en el ámbito de la justicia y 1.000 en las aduanas.