La discusión por el problema de los cuidacoches es de larga data, y divide a quienes los condenan por incurrir, a veces, en prácticas extorsivas; y a quienes defienden su trabajo como una manera más de ganarse la vida. ¿Prohibir o no prohibir? El secretario de Gobierno de la Municipalidad, Fernando Asegurado, se inclinó por un “permiso controlado”, en contraposición al edil del PRO, Roy López Molina que insiste en restringir la actividad. Pero no es la primera vez que el funcionario municipal lo plantea, ya hace tres años que insiste en sumar cooperativas de “trapitos”, como la que funciona todos los veranos en la costanera norte. Aseguró que ahora, al abrise nuevamente el debate en la comisión de Servicios Públicos, es posible "explorar" esta idea. Una columnista de Rosario3.com se preguntó si acaso la prohibición es realmente una solución abarcativa y añadió otra arista al intercambio.

En diálogo con el periodista Ciro Seisas, del programa A Diario (Radio 2), Asegurado explicó que la problemática de los cuidacoches es delicada, “atraviesa cuestiones sociales” y confluyen “dos situaciones que complejizan” la solución pero que son atendibles. 

Por un lado, el control sobre el estacionamiento medido para evitar el cobro doble por auto. En este punto, explicó además, que el objetivo mismo de este sistema –reglado por la Municipalidad– es fomentar la movilidad vehicular, sobre todo en zonas de alto tránsito.

Por otro, “explorar la posibilidad” de replicar la metodología que se usa en la zona balnearia cuando el calor aprieta, que la Municipalidad habilite y registre a cuidacoches que operen en los parques o áreas de esparcimiento.

Recordó, finalmente, que ante un trapito violento, que exige amenazadoramente el pago de una tarifa, “hay elementos, como el 0-800 de la Guardia Urbana Municipal o el 911 donde radicar la denuncia”.