El campeonato Apertura 1999 quedó en manos de River, que sumó 44 puntos. Pero debió sudar bastante antes de obtener el título, porque Central lo persiguió hasta los últimos días de la competencia y acabó segundo a solo una unidad de distancia.

El equipo canalla que dirigía Edgardo Bauza, cuyo goleador fue Juan Antonio Pizzi con 12 tantos, 3 menos que Javier Saviola del campéon, hizo una campaña inolvidable que, en condiciones normales (es decir, sin un súper-equipo como aquel de los millonarios), debería haber dado la vuelta olímpica (un caso que ilustra a la perfección esta aseveración es el siguiente: en 2004, Newell´s fue campeón con 36 puntos).

En ese certamen, los canallas recibieron por la 10ª fecha al San Lorenzo de Oscar Ruggeri, conjunto que llegaba a Arroyito invicto y en condición de líder. Pero el Cuervo se topó con un Central agresivo y contundente, que lo superó de principio a fin y lo dejó con las manos vacías: fue 3 a 1 para los auriazules, con 3 gritos de un iluminado y mortífero Juan Antonio Pizzi.

Los del Patón edificaron su victoria con un gran primer tiempo. En esa etapa, el tándem por derecha Javier Cappelletti – Rafael Maceratesi desnudó la que era una de las defensas menos vencidas del torneo, y por eso no tardó en llegar el primer grito de la tarde: a los 9 minutos, Pizzi apareció como un fantasma casi debajo del arco, para definir una acción donde participaron Cappelletti, Ezequiel González, Cuberas y Maceratesi.

A los ’20, “Pizzigol” convirtió el segundo: metió un cabezazo inatajable y desató el delirio de los hinchas. Pero 6 minutos después, la euforia le dio paso a la preocupación: Guillermo Franco vulneró a Buljubasich y acortó distancias. Igual, no habría lugar a demasiadas cavilaciones: a 7 del final de ese primer acto, Pizzi completó su triplete anticipándose a Tuzzio para pescar el centro de Maceratesi, y terminó dándole forma al 3 a 1 que al cabo sería el resultado final.

El segundo tiempo no fue como el primero. Tuvo menos fútbol, menos juego, más pelea y más amonestados (en total, el árbitro Elizondo sacó diez amarillas). Central siguió siendo el más aplomado, a pesar de no tener el pie apretado en el acelerador como al principio. Y San Lorenzo buscó pero sin orden. El juego se consumió sin sobresaltos para un equipo auriazul que allí dio una señal de que pelearía el título hasta el final.