Están de moda los libros sobre las ventajas de ser positivo y las recompensas que se logran con esta actitud. Mucha menos prensa tienen los pesimistas, aquellos que con frecuencia ven todo negro. Y sin embargo, ser negativo también tiene sus beneficios, según la ciencia.

La diferencia fundamental entre ambos está en las expectativas. Si bien los optimistas esperan resultados positivos más frecuentemente, los pesimistas esperan que sean los resultados negativos los más probables.

Recientes estudios descubrieron que existe un tipo particular de pesimista, llamado "pesimista defensivo", que usa este pensamiento negativo como un medio para alcanzar sus objetivos. La investigación ha demostrado que esta forma de pensar no solo puede ayudarlos a tener éxito, sino que también puede traer recompensas inesperadas.

Los expertos sugieren que el pesimismo defensivo es una estrategia que usan las personas ansiosas para ayudarlas a controlar su ansiedad, lo que de otro modo podría hacer que deseen correr en la dirección opuesta a la meta en lugar de perseguirla, según consignó Muy Interesante.

El factor crucial es establecer bajas expectativas para el resultado de un plan o situación particular, como esperar que no te contraten después de una entrevista de trabajo, y luego visualizar los detalles de todo lo que podría salir mal para presentar estos escenarios en el peor de los casos.

Esto le da al pesimista defensivo un plan de acción para garantizar que no ocurra ningún percance, como el hecho de practicar para la entrevista y llegar temprano a ella ante la posibilidad de arribar tarde o hacer una mala entrevista.

El pesimismo también puede ser más beneficioso que el optimismo en situaciones en las que se esperan noticias sobre un resultado y no hay oportunidad de influir en esa solución, como por ejemplo, esperar la conclusión de una entrevista de trabajo.

Extrañamente, este tipo de pesimismo incluso puede ayudar a aumentar la confianza. En un estudio que siguió a los estudiantes a lo largo de sus años universitarios, los que eran pesimistas defensivos experimentaron niveles significativamente más altos de autoestima en comparación con otros estudiantes.