La manifestación del Orgullo lésbico, gay, transexual y bisexual tuvo este sábado en Valencia un desfile con verdadera fiesta de color que recorrió las principales calles de la ciudad española y que, bajo el lema "Por una escuela sin armarios", crearon un ambiente para reivindicar la visibilidad de las minorías sexuales.
Sin embargo, en Sofía, Bulgaria, el escenario de la segunda marcha del orgullo gay que se realiza allí desde la caída del comunismo hace 20 años fue muy distinta y estuvo dominada por el miedo a las amenazas y a la violencia, por lo que los participantes se pusieron cascos de protección y desfilaron con rapidez por las calles de la capital búlgara.
Según los organizadores, unas 350 personas se reunieron en el Puente de los Enamorados cerca del Palacio Nacional de Cultura de Sofía, cuya zona fue bloqueada en un radio de 500 metros por la policía y las fuerzas antidisturbios, equipados con chaquetas de armadura, palos y escudos.
La marcha, que este año se realizó bajo el lema "Para la amistad, tolerancia y la aceptación", contaba con la protección adicional de medio centenar de empleados de una compañía privada de seguridad, contratada especialmente para el acontecimiento.
Además, la Fiesta del Orgullo Gay en Bulgaria contaba con el apoyo de un grupo de homosexuales de la vecina Grecia, que animaban a la multitud con gritos de entusiasmo y con banderas griegas.
"Nos reunimos para enviar un mensaje a la sociedad sobre la necesidad de ser tolerantes hacia los homosexuales y comportarse con ellos como con el resto de los ciudadanos", dijo Aksinia Gencheva, directora de Gemini, una organización homosexual.
"Ser diferente, no significa estar fuera de la normalidad. Lo que está fuera de la normalidad es ser agresivo hacia los que son diferentes", manifestó Gencheva al arrancar la marca.
La policía búlgara, que temía disturbios, sacó en las calles una veintena de coches patrullas y motocicletas que formaron cordones de seguridad de los ambos lados de la procesión.
En 2008, la primera marcha del Orgullo Gay de Sofía terminó con graves incidentes y con arrestos de más de 80 ultranacionalistas búlgaros que atacaron a los homosexuales con piedras, botellas y cocteles "Molotov".
Este año la marcha contaba con el respaldo político del partido de los Verdes (ecologistas) y de once embajadas en Bulgaria, entre ellas la de EEUU, Alemania, Francia y Reino Unido.
No obstante días antes, el Santo Sínodo de la Iglesia Ortodoxa Búlgara condenó la celebración del desfile asegurando que esta marcha es "una demostración vergonzosa e ignominiosa de este duro pecado mortal".


