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Cerquita del río, allí vive Sarah Mulligan, la escritora. Su nombre y apellido, en realidad, son otros. Sarah es un seudónimo que Carolina, la abogada, eligió para hacer lo que siempre quiso: contar historias.

“Me encanta como Jane Austen construye la novela. Es muy organizada”, comenta. 

Como abogada también escribía, pero lo que hace ahora nada tiene que ver con leyes, artículos ni incisos. Nada. Sarah Mulligan escribe cuentos infantiles, como Jo, una de las protagonistas de Mujercitas, quien –asegura– la cautivó la primera vez que la leyó.

Oriunda de Venado Tuerto, siente Rosario como su hogar. Aún cuando no conocía la ciudad, se paseaba por sus calles de la mano de Alma Maritano y sus cuentos.

Muchas de las lecturas de su infancia la inspiran hoy a la hora de escribir.

En el podio de sus autores favoritos están León Tolstói y Gabriel García Márquez. Cada tanto le gusta abrir Cien años de soledad en una página cualquiera y divertirse con la escena que se le presente.

Al momento de la entrevista leía tres cosas al mismo tiempo: El hacedor, de Jorge Luis Borges; La mujer justa, de Sandor Marai; y David Copperfield, de Charles Dickens, con su marido.

“Es lindo leer con otro. Es como una abrazo de palabras”, dice.

¿Qué autora le hizo repensar a Virginia Woolf y qué recomendó para el Club de Lectura?

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