En el marco de la Semana Mundial de Concientización sobre la Sal celebrada del 11 al 17 de marzo, la Organización Mundial de la Salud recomendó un consumo diario de 5 gramos de sal. En Argentina hay estudios que indican un consumo promedio superior al doble de lo sugerido: 11,2 gramos de sal por día (12,7 los hombres y 9,8 las mujeres).

En un estudio piloto presentado en las III Jornadas de Nutrición de la Asociación Argentina de Nutricionistas (AADYND), se observó que “los alimentos industrializados destinados a la población infantil, niños de 3 a 6 años, suelen tener en su composición un alto contenido de sodio que supera el 40 por ciento de la recomendación y que el 86 por ciento de los encuestados agrega sal en la preparación de los alimentos”.

“El gusto es una construcción entre el sabor y el olfato, y cuando se reduce el consumo de sal no se sacrifica el gusto”, aseguró en diálogo con Rosario3.com, Mariana Patrón Farías, colaboradora de prensa de la AADYND, y precisó que “aunque más del 65 por ciento de la población considera que es muy importante reducir la cantidad de sal que se agrega a las comidas, apenas el 31,4 por ciento asegura que hace algo para bajar el consumo”.

La relación entre el consumo de sal y las enfermedades cardiovasculares es muy frecuente. Por eso, los nutricionistas sugieren bajar aunque sea 3 gramos de consumo de sal al día. “Si hiciéramos esto, estaríamos evitando 6 mil muertes al año por ese tipo de patologías”, dijo la profesional e instó a “no esperar a que se instale la enfermedad para actuar. El beneficio de la disminución del consumo de sal es para la población de todas las edades”, remarcó.

Para disminuir el consumo de sal

La AADYND difundió las Guías Alimentarias para la población que recomiendan: evitar salar los alimentos durante la cocción, o el agua donde se hierven; en caso de agregar sal, hacerlo al finalizar la cocción y en muy poca cantidad. Se pueden utilizar hasta dos cucharaditas por día; suprimir el salero en la mesa; utilizar técnicas como el sellado y asado de los alimentos para retener así sus jugos y su sabor; moderar el consumo de caldos y sopas concentradas en polvo, salsas envasadas, aderezos –mayonesa, ketchup, mostaza–, fiambres, embutidos y hamburguesas; evitar los snacks salados y productos de copetín.

Además, sugieren utilizar condimentos como hierbas naturales, especias, salsas caseras y dips de queso blanco untable procesado con hierbas en reemplazo de aderezos y, en el caso de utilizar sales modificadas, recomiendan consultar a un profesional.