Había que ganar. Era lo único que le importaba a Newell’s. Porque si no lograba un éxito ante este Nacional eliminado, su clasificación a octavos de final de la Libertadores iba a correr peligro. Por eso, con el 4-2 de la Lepra consumado, los análisis acerca de los merecimientos serán accesorios. El objetivo está cumplido y los tres puntos tintinean en los bolsillos rojinegros. Aunque haya mucho por analizar.

Fue durísimo el juego para los de Berti. De hecho, Newell’s empezó perdiendo a los 10 minutos de juego por un golazo de Mascia, un delantero joven y potente que se las arregló para ser una pesadilla para la defensa visitante. El atacante tomó un balón que infantilmente perdió Villalba y puso el sorpresivo 0-1, cuando el balón y el terreno empezaban a ser de la Lepra.

Tras ese grito del Bolso, hubo algunos instantes de desconcierto para la alineación rosarina, que casi sufre el segundo de no ser por Guzmán. Pero Alexis Castro se encargó de reestablecer la tranquilidad un rato después: a los 21’, tomó un balón en el área y de media vuelta puso el 1-1. Otra vez todo como al principio.

El primer tiempo se fue entre los dos tiros en el palo que estampó el intratable Mascia y algunas aproximaciones de Newell’s, como una que Ponce perdió al tomar un centro en el segundo palo. En el complemento, se notó un cambio de actitud en la Lepra, que se paró algunos metros más arriba y empezó a hacer pesar su volumen de juego. Tanto, que a los 8’ llegó el segundo a través de Cáceres, que guapeó en un centro y puso el 2-1.

Pero no iba a ser sencilla la cosa para los del Parque: a los 15’, la defensa volvió a tambalear y luego de una serie de rebotes y salvadas de Guzmán, Heinze metió la mano y cometió el penal que Scotti se encargó de transformar en el 2 a 2. Faltaba media hora y Newell's debía encontrar la llave para torcer de nuevo al violento Nacional.

El adjetivo del final del párrafo anterior no es antojadizo ni hace referencia a su contundencia, sino que se basa en el juego brusco que durante toda la noche ejecutaron los de Pelusso. Por eso, no sorprendió que el chileno Polic echara directamente a García por un codazo a Heinze dejando a su equipo con diez. Y propiciando el descalabro que derivó en el tercer grito ñubelista: el de Trezeguet, empujando un centro de Casco tras genial pase de Figueroa.

A partir de allí sí Newell’s respiró. Ni que hablar cuando el arquero Bava calculó mal y tocó la pelota fuera del área, ganándose una insólita roja. Pese a algunos centros al área que crisparon los nervios de los hinchas leprosos, Trezeguet selló la historia a los 45 con una gran definición ante el improvisado arquero Scotti. Y le dio a Newell’s el liderazgo de un grupo 6 que se definirá, para los de Berti, el 10 de abril en el Parque ante Atlético Nacional.