Claudia Bonato

Es sencillo conmover y hacer llorar a quienes habitan países plagados de conflictos y necesidades insatisfechas, por eso tiene mucho más valor la tarea de quien en contra de todos los pronósticos posibles, que auguran que las cosas pueden empeorar, arremete a contrapelo con el humor y es capaz de arrancarnos una sonrisa.

Los diarios y las radios del mundo no dejan de llamarnos para pedir detalles y confirmaciones sobre su muerte, porque su trabajo trascendió los límites de la ciudad y del país. Rosarino y de Central (perdón, primos del parque), el Negro supo romper las barreras y desafiar en el Congreso de la lengua las arbitrariedades caprichosas del idioma.

Como de La mesa de los galanes no ha sido el primero en irse, Cuando se lo cuente a los muchachos, tal vez nadie haga comentarios lacrimógenos, ni augure catástrofe alguna a causa de su muerte; lo más probable es que como hasta en el último día de su vida, se dediquen a hablar de fútbol y de mujeres ¿De qué otra cosa si no?

Te digo más, aunque todos sabíamos que esto sucedería de un momento a otro, en la redacción de a ratos nos miramos deseando que haya sido Nada más que un sueño.

Cómo no amar a alguien que te hace tan feliz, cómo no querer, y extrañar de ahora en más, a quien nos ayudó a convencernos (aunque ya lo sabíamos) de que El mundo ha vivido equivocado y probablemente siga haciéndolo.

Uno nunca sabe cuánto tardará en borrarse nuestro nombre de la mente de la gente cuando hayamos desaparecido, pero sí entiende que cuando un artista se muere, su imagen se esfuma y no alcanzan Los heraldos negros para expresarlo, ni sumergirnos en Bahía desesperación para hallar consuelo.

Sólo nos queda la magia y la esperanza de que a lo mejor desde arriba el Negro pueda mover los hilos, y la próxima vez que Central juegue una copa (sí, sueño ¿y qué?) incline la cancha y goleemos al Cruz Azul, como no pudimos aquella noche del 2001, y pasemos a la final, y ganemos y demos la vuelta y seamos felices.

Y entonces podrá cantar: "A mí no me interesa en que cancha jugues / local o visitante, yo te voy a ver / ni la muerte nos va a separar / desde el cielo te voy a alentar".