Las personas que tuvieron cáncer de piel deberían reducir la cantidad de grasa que ingieren para disminuir el riesgo de desarrollar un segundo tumor cutáneo, concluyó un estudio realizado en Australia.
"Además de proteger a la piel del sol, las personas con un cáncer cutáneo previo harían bien en reducir el consumo total de grasa", explicó a Reuters Health Torukiri I. Ibiebele, del Instituto de Investigación Médica de Queensland, en Herston.
Dos formas de cáncer cutáneo no melanoma, el carcinoma de células basales y el de células escamosas, concentran la mayoría de los tumores de piel y el tratamiento es sencillo si se identifican cuando recién aparecen.
El equipo de Ibiebele estudió la alimentación de 457 hombres y de 600 mujeres de entre 25 y 75 años. Los autores determinaron el consumo diario de grasas saturadas, monoinsaturadas y poliinsaturadas en la carne, las frituras, el pan, los vegetales y la cocción.
Los hombres y las mujeres residían en la zona subtropical de Nambour, en Queensland, donde la exposición a los rayos ultravioletas del sol es alta, publicaron los autores en International Journal of Cancer.
Durante los 11 años de seguimiento, 267 participantes desarrollaron 664 tumores de células basales. Otros 127 hombres y mujeres desarrollaron 235 tumores totales de células escamosas.
Los autores no hallaron una relación significativa entre la cantidad de grasa consumida por día y el riesgo general de células basales o de células escamosas, tras considerar varios factores potencialmente asociados con el cáncer, incluido el lugar de residencia y el nivel de exposición al sol.
Con todo, en las personas que habían tenido un cáncer de piel previo, un alto consumo total de grasa estuvo asociado con un riesgo dos veces mayor de desarrollar un nuevo tumor cutáneo de células escamosas.
Ese resultado, señaló el equipo, "respalda las evidencias publicadas de que a las personas con un cáncer previo de piel no les hace bien consumir altos niveles de grasa".
Fuente: Reuters