Con la excusa de presentar su más reciente y dispar álbum "Vinagre y Rosas" y en la más ansiada parada del tour argentino de nueve estaciones, el español ratificó de qué modo su obra ha calado hondo en el público local.

Semejante amorío -ayer montado en algunas notables canciones y hoy en la amable repetición de aquellas gestas- no dejó de impresionar ni al propio artista que volvió a ser ampliamente local en el estadio del club de sus amores de este lado del Atlántico.

Con la presencia del dúo rockero Pereza (que abrió el programa a las 20.50 después de que Joaquín lo presentara calurosamente), que se quedó para secundarlo en "Tiramisú de limón" (con que empezó el plato principal antes de las 22) y luego volvió en "Embustera", hubo pocas referencias a "Vinagre y Rosas".

Apenas si la bella "Viudita de Clicquot", "Agua pasada" y "Praga" se hicieron presentes en un repertorio que abrevó en lo más popular de su obra y que, al principio, tuvo los momentos explosivos en "Peor para el sol" y "Sin embargo".

Otro pasaje emotivo de la velada ocurrió cuando al prometido homenaje a los ausentes lo prologó diciendo "como no es probable que otra noche así nos vuelva a suceder, quiero recordar a Adolfo Castelo, Jorge Guinzburg, Roberto Fontanarrosa, la ’Negra’ Sosa y el ’Gitano’ Sandro" y enseguida entonó "Con la frente marchita".

La habitual presencia sonora de sus históricos laderos Antonio García de Diego y Pancho Varona y el nuevo aporte vocal femenino a cuenta de Marita Barros permitieron apreciar otra vez la virtud para los climas y imposibilidad de ejercer la potencia sin caer en el ruido.

Las elocuentes muestras de cariño mutuo y los prólogos poéticos de color local para introducir cada tema llegaron a su máxima expresión cuando le preguntó a la audiencia "¿ustedes firmarían para que yo pueda tener la nacionalidad argentina de una puta vez?" y la afirmación fue unánime.

La dura realidad se coló en medio de tanta galantería y se refirió a la situación en Haití denunciando "malditos sean los dioses" y recibió en escena al trovador cubano Pablo Milanés (que en unos días actuará en Cosquín) que se fue sin cantar pero apreció en el lugar de los hechos una versión de "Una canción para la Magdalena", que compusieron juntos.

A la hora de "Dieguitos y Mafaldas" consignó la presencia goleadora de Martín Palermo en el superclásico veraniego que se estaba disputando en Mar del Plata, pero más tarde no informó acerca de la categórica derrota xeneize, quizás para no arruinar el desarrollo de la fiesta.

"Calle melancolía", "19 días y 500 noches" y "Princesa" marcaron el incendiario final de la lista formal, pero los generosos bises saciaron la necesidad de hits con "Amor se llama el juego", "Noches de boda", "Y nos dieron las 10", "Contigo", "La del pirata cojo" y "Pastillas para no soñar".

Sabina se dio el lujo, además, de mostrarles por primera vez a sus hijas y a su sobrina -presentes en el estadio- que el fenómeno que es capaz de encarnar por estas lejanas tierras es un asunto real y candente y nuevamente exhibió el peso vivo de varias buenas historias que sabe cantar.

Tras actuar en Trelew y en Junín y después de hoy, la gira argentina llegará a Mar del Plata (el 29), a Córdoba (el 5 de febrero), a Santa Fe (el 7), a Neuquén (el 11), a Mendoza (el 13) y a Rosario (el 17).