Un chico se resistió a las mordidas cuando intentaba detenerlo la Policía en barrio Alberdi, donde junto a otro se encontraba merodeando y tanteando picaportes de las casas, presuntamente para entrar a robar. La Policía logró esposar al joven de 18 años, el más revoltoso de los dos, pero dos agentes sufrieron agresiones y amenazas.
En horas de la tarde del viernes, personal de la comisaría 10ª recorría la zona de Víctor Mercante y Congreso cuando se percató de la presencia de dos sujetos que caminaban lentamente, observando las viviendas de la zona e intentando abrir algunas puertas.
Los uniformados procedieron a la identificación y trasladarlos a dependencia policial pero uno de los aprehendidos empujó a un oficial y salió corriendo, aunque fue capturado a los pocos metros.
Sin embargo, el operativo no estuvo exento de otras complicaciones, ya que el presunto delincuente comenzó a lanzar amenazas verbales y en un momento mordió a un agente en el antebrazo derecho.
El otro efectivo lo redujo y le colocó las esposas de seguridad, pero aún en esa circunstancia, el arrestado se las ingenió para morderlo también a él en un antebrazo.
Una vez en la seccional, se investigó en el registro interno de sumarios, y se estableció que uno de los detenidos estaba involucrado en un robo calificado. Y además, que su identidad no era la aportada a los policías minutos antes. Quedaron alojados a disposición de la Justicia.
En horas de la tarde del viernes, personal de la comisaría 10ª recorría la zona de Víctor Mercante y Congreso cuando se percató de la presencia de dos sujetos que caminaban lentamente, observando las viviendas de la zona e intentando abrir algunas puertas.
Los uniformados procedieron a la identificación y trasladarlos a dependencia policial pero uno de los aprehendidos empujó a un oficial y salió corriendo, aunque fue capturado a los pocos metros.
Sin embargo, el operativo no estuvo exento de otras complicaciones, ya que el presunto delincuente comenzó a lanzar amenazas verbales y en un momento mordió a un agente en el antebrazo derecho.
El otro efectivo lo redujo y le colocó las esposas de seguridad, pero aún en esa circunstancia, el arrestado se las ingenió para morderlo también a él en un antebrazo.
Una vez en la seccional, se investigó en el registro interno de sumarios, y se estableció que uno de los detenidos estaba involucrado en un robo calificado. Y además, que su identidad no era la aportada a los policías minutos antes. Quedaron alojados a disposición de la Justicia.