Luego de que la presidenta Cristina Kirchner revelara desde Tucumán su intención de reeditar el plan Alconafta, que combina la nafta con el alcohol para abaratar los costos de los combustibles, surgieron los primeros resquemores respecto de su factibilidad. Sin embargo, para el ex subsecretario de Energía de Raúl Alfonsín Gustavo Callejas, el proyecto no sólo es posible sino sumamente recomendable por cuanto no sólo soluciona el problema del abastecimiento con los propios recursos, sino que además es ecoamigable.
Según recordó Callejas en diálogo con el programa A Diario, que conduce Alberto Lotuf por Radio 2, el plan Alconafta vio la luz por primera vez en 1978, pero recién se volcó al mercado de forma masiva a principios de la década del 80. En aquel entonces, el corte estaba formado por un 15 por ciento de alcohol y el resto de nafta común. De este modo, el impuesto al combustible sólo recaía sobre ese 85 por ciento, lo que al corto plazo le trajo pérdidas no sólo a las refinerías, sino al propio Estado, que dejaba de recaudar parte del gravamen.
Justamente “por eso –apuntó el ex funcionario de Alfonsín–, se dejó de usar”. Por lo menos hasta 2005, cuando la administración tucumana de José Alperovich reflotó la iniciativa.
Para Callejas, su actual –aunque aún potencial– reactivación a nivel nacional no requiere mayores complicaciones: así descartó que los circuitos internos de los autos necesiten reacondicioniento. Es más, ponderó que hoy en día los vehículos pueden funcionar en base a combustibles ciento por ciento etílicos apenas salen de la fábrica.