“O nos quieren mucho o realmente es grave”, comenta Maxi Bongiovani. Es integrante del cuerpo de Bomberos Voluntarios de Capitán Bermúdez y estaba a bordo de una autobomba que iba a toda velocidad por Salta, hacia el centro de Rosario.

Un patrullero les abría el paso a la unidad, una Mercedes Benz 1019 modelo LF16 de origen alemán. Empezaron a encontrarse con calles cortadas y comenzaron a entender que tenían delante suyo un desastre inusual.

Bongiovani tiene 21 años y el martes 6 de agosto estaba en su casa, de guardia pasiva. Según le cuenta a Rosario3.com, fue su abuela quien lo alertó. “«Pasó algo en Rosario», me dijo”, recuerda.

Un minuto después, una voz le anunció por la radio que tiene las 24 horas con él, que los Bomberos locales habían pedido colaboración. “Hasta ahí era un incendio por una explosión en una caldera”, relata. Fue corriendo hasta la avenida central de Capitán Bermúdez, que es la ruta 11, por donde la autobomba recoge al personal.

Prendieron la sirena, asomaron por la avenida Alberdi, sortearon el cruce de la esquina con San Nicolás y tomaron Salta. Del otro lado los esperaba la policía para abrirles paso. Empezaron a acercarse a Oroño y advirtieron un clima enrarecido, poco habitual.

“Cuando vimos el despliegue nos dimos cuenta de que algo más pasaba”, dice este joven bombero por vocación. Fueron por una colaboración y se quedaron varios días. La mayor tragedia de la Rosario contemporánea recién había empezado.