Un frente menos. El gobierno provincial consiguió pactar con inundados de la ciudad de Santa Fe que reclaman un resarcimiento una tregua hasta después de las elecciones y cerró al menos por el momento un conflicto que amenaza con convertirse en una verdadera bola de nieve. Es que los vecinos se volvieron a movilizar este viernes y hasta lanzaron la advertencia de que iban a cortar todos los acceso a la capital provincial, pero luego de entregar un petitorio a dos funcionarios de la administración Obeid aceptaron desactivar la protesta.

Los primeros manifestantes, representantes de más de 20 barrios, comenzaron a llegar a la zona de la Casa de Gobierno pasadas las 10 de la mañana. No llegaban a 300, pero uno de los líderes de la protesta, el vecinalista Ramón Narváez, advirtió a esa hora: "El resto está alerta en los barrios, esperando a ver si nos reciben porque si no vamos a cortar los cinco accesos" a la ciudad.

Mientras, en la Casa Gris, un vallado y un impresionante operativo de seguridad impedían que se acercaran demasiado a la sede gobernamental.

Sin embargo, a las 11.30, los policías hicieron pasar a cinco delegados de los manifestantes, que rodeados de uniformados pudieron entregar el petitorio y dialogar durante 20 minutos con Marcelo Silvestro, colaborador del ministro Coordinador, Rubén Michlig; y con Matías Gentina, coordinador de los Centros de Desarrollo Zonales de la Secretaría de Estado de Promoción Comunitaria.

Luego de la reunión prometieron un impasse hasta el 3 de setiembre. "Tomaremos un descanso y dejaremos de hacer reuniones en los barrios. Si no nos llaman para darnos una respuesta antes de las elecciones volveremos a la plaza el 3", advirtieron.