Un poquito caminando y otro poquitito a pie. Quién sabe cómo es que una tortuga de río llegó a Pichincha. Pero sucedió y Diego Dolce la encontró en medio de su paseo, justo en la puerta de su casa, en Jujuy y Francia. El animal, lamentablemente, está herido pero desde el Imusa ya garantizaron su atención.
En diálogo con el programa Radiópolis que conduce Roberto Caferra en Radio 2, Diego contó que ayer a la noche, ingresaba a su casa cuando su hijo advirtió la presencia de una tortuga de unos 40 centímetros de largo. Enseguida supo que no se había fugado de ningún jardín cercano, sino que se trataba de una especie de río, es decir, un animal salvaje.
“No sé cómo llegó hasta acá pero está herida”, señaló. Quizás sus lesiones en el caparazón la obligaron a aceptar los brazos del hijo de Diego y después, el calor de un hogar. Sin embargo, a pesar de los mimos y cuidados, la tortuga ya mostraba ganas de seguir viaje.
Diego estaba muy preocupado por su salud y es por eso que recurrió a la radio. En contacto con la directora del Imusa, Diana Bonifacio, se sintió más tranquilo. Es que a pesar de que el instituto municipal no se encarga del cuidado de animales salvajes, la funcionaria se comprometió a atender a la “visitante”
“No nos encargamos de este tipo de animales pero bueno, somos una especie de embudo –ironizó–al que van a parar desde zorros hasta carpinchos”, señaló. De acuerdo a su observación del caso, la tortuga puede estar sufriendo alguna enfermedad de cautiverio por lo que advirtió: “Si se la arroja la río puede morir”. En ese sentido, pidió que Diego la llamara para poder brindarle atención veterinaria al animalito.
En diálogo con el programa Radiópolis que conduce Roberto Caferra en Radio 2, Diego contó que ayer a la noche, ingresaba a su casa cuando su hijo advirtió la presencia de una tortuga de unos 40 centímetros de largo. Enseguida supo que no se había fugado de ningún jardín cercano, sino que se trataba de una especie de río, es decir, un animal salvaje.
“No sé cómo llegó hasta acá pero está herida”, señaló. Quizás sus lesiones en el caparazón la obligaron a aceptar los brazos del hijo de Diego y después, el calor de un hogar. Sin embargo, a pesar de los mimos y cuidados, la tortuga ya mostraba ganas de seguir viaje.
Diego estaba muy preocupado por su salud y es por eso que recurrió a la radio. En contacto con la directora del Imusa, Diana Bonifacio, se sintió más tranquilo. Es que a pesar de que el instituto municipal no se encarga del cuidado de animales salvajes, la funcionaria se comprometió a atender a la “visitante”
“No nos encargamos de este tipo de animales pero bueno, somos una especie de embudo –ironizó–al que van a parar desde zorros hasta carpinchos”, señaló. De acuerdo a su observación del caso, la tortuga puede estar sufriendo alguna enfermedad de cautiverio por lo que advirtió: “Si se la arroja la río puede morir”. En ese sentido, pidió que Diego la llamara para poder brindarle atención veterinaria al animalito.