Evangelina y Diego se conocieron en Australia. Ella rosarina, él cordobés, se encontraron del otro lado del océano hace unos cinco años. Vangi, como le dicen sus amigos, trabajaba para una agencia de turismo y Diego como agrimensor. Ahora se dedican a construir domos geodésicos –viviendas de material liviano y resistente– en la selva Lacandona, de México. Los alquilan por noche por Airbnb, una conocida web de reservas de alojamiento.

“La idea de construir domos surgió en principio conectándonos con la bioconstrucción, trabajando el barro”, contó Vangi a Rosario3.com. A los 23 años dejó el trabajo de oficina para recorrer el mundo. Una competencia deportiva fue la excusa para partir rumbo a Adelaide (Australia) y de paso viajar un poco. En New Castle lo cruzó a Diego. Juntos, visitaron Fiji, Sri Lanka, Nueva Zelanda, Malasya, Brasil, Cuba y México, donde finalmente se asentaron. (Hacé click acá para ver las fotos de sus viajes).

Hace año y medio Vangi y Diego se "instalaron" en Mexico. Viven en un utilitario que acondicionaron como casa rodante y les permite seguir viajando.

Pero no se quedaron quietos. Compraron un auto tipo utilitario que acondicionaron y convirtieron en un hogar rodante.

En eso conocieron a una familia maya lacandona, y después de algunos talleres de bioconstrucción y mingas –una modalidad de trabajo colectivo que perdura desde antes de la llegada de Cristóbal Colón en algunas regiones de Latinoamérica–, decidieron poner manos a la obra.

Primer paso: el piso. 

“La tierra donde construimos el domo es de una familia maya lacandona, en esta tierra viven ellos y serán quienes recibirán a los huéspedes al momento de la llegada, por eso, parte de la experiencia es convivir con ellos”, explicó Vangi.

“Nosotros nos ocupamos de la inversión, construcción de los domos, y administración de sus reservas online”, agregó Diego.

Vangi con Lili y Alondra, las hermanas mayas con quienes vive en la selva. Lili tiene 13 años y Alondra nueve.

Un domo geodésico se compone de tres partes: estructura, piso, cobertura. Se utilizan materiales simples, como caños o tirantes finos de madera, los que en unidad conforman una estructura de mucha fortaleza.

Por sus varias caras, estas viviendas resisten –aseguraron– mejor que una estructura rectilínea las inclemencias naturales como el viento o los terremotos.

Para armar la estructura –el esqueleto– se pueden usar distintos materiales: caños de madera, bambú o aluminio. Para la cobertura también, desde lonas black out, vidrios o plantas. El piso puede ser de una mezcla entre arcilla, arena y paja; de madera o cemento. “Son interminables las variables, pero la combinación entre arcilla, arena y paja es la mejor para el uso de energías naturales”, observó Vangi.

Y lo mejor, no hace falta estar en la selva Lacandona para construir un domo geodésico. El diseño se adapta a cualquier latitud y material. De hecho, Vangi y Diego ya saben dónde van a construir el próximo: Rosario. 

El domo terminado.